13/09/2014 – La vivencia mística de una Habsburgo en Medjugorje: Milona Von Habsburg hoy lucha contra el hambre

Milona Von Habsburg, de familia aristocrática, vivió una experiencia transformadora en Medjugorje

Milona Von Habsburg, de familia aristocrática, vivió una experiencia transformadora en Medjugorje

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Milona Von Habsburg es sobrina del archiduque Otto de Habsburgo, hijo mayor del último emperador Carlos I de Austria y IV de Hungría [que murió en 1922 y fue beatificado en 2004 por Juan Pablo II; ndReL], pero por encima de todo Milona es una devota de la Virgen de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina), a la que consagra su vida junto al proyecto Mary’s Meals (“Comidas de María”), un movimiento internacional quealimenta escolares en las comunidades donde la pobreza y el hambre impiden que los niños tengan una educación y que se subsana con 15 euros por niño al año. 

Mary’s Meals acaba de inaugurar sede en España (web española: www.marysmeals.es . Con el dinero que se recauda se compra comida local que las madres preparan en cada colegio. “Con hambre un niño no puede desarrollarse en la vida”.

-¿Qué significa ser una Habsburgo?
-Hay gente que sin conocerte te odia: “¿Aristócrata?, dicen. Rica y estúpida”. Otros te admiran. Hay mucho prejuicio. Yo no tengo nada que ver con lo que hicieron o dejaron de hacer mis antepasados, pero los llevo sobre los hombros.

-¿Pesan?
-Antes de mi encuentro con la Virgen de Medjugorje mucho, después nada.

-Cuénteme ese encuentro.
-Medjugorje es un pequeño pueblo situado en Bosnia-Herzegovina, un lugar de peregrinación al que ya han acudido más de 20 millones de personas de todo el mundo. Muchas viven transformaciones y milagros.

-Allí se aparece la Virgen María.
-Sí, desde el 24 de junio de 1981. Yo fui de peregrinaje a los 25 años, en el tercer aniversario. Caminábamos hacia la capilla de la Virgen por un camino de cabras. Me senté a descansar y de repente una presencia viva, buena, clara y sin juicios me rodeó

»Vi el mundo a través de sus ojos y sentí una paz increíble, una plenitud desconocida. Entonces me hizo una pregunta: “¿Cómo puedes decir que eres cristiana?”.

»Y comprendí que yo iba a misa, me confesaba, era mi momento con Dios, pero luego mi vida continuaba, ese encuentro no cambiaba nada.

-Entiendo.
-Supe entonces que ser cristiana era algo que no conocía. Y me hizo otra pregunta:“¿Quién es este Dios en el que dices creer?”. En ese momento sentí como cada átomo de todo lo que me rodeaba estaba lleno de su presencia: las plantas, las piedras… el aire estaba vivo. Es tan difícil de explicar.

-¿Hubo una tercera pregunta?
-Sí: “Este Dios, ¿existe verdaderamente?”. Vi a lo lejos la iglesia sin techo, todo el cielo era dorado, muy hermoso, y penetró por esa gran abertura.

-Impactante.
-Me quedé allí sentada, como una roca, sin palabras. Todo lo que conocía había cambiado, era como si yo fuera una persona nueva. Por fortuna apareció un sacerdote: “Padre, le dije, ¿puede ayudarme a subir la colina?”. “Sígueme”, me respondió. Yo era muy independiente y me sentía orgullosa por ello, pero en aquel momento dependía totalmente de ese desconocido.

-¿Por qué, qué le ocurría…?
-El contacto con el mundo había cambiado y no sabía ni poner un pie detrás de otro. No recuerdo nada, simplemente yo ponía mi pie donde había estado su sandalia negra.

-Llegaron a la cima.
-Sí, y no sabía qué hacer conmigo misma. Le pedí al padre que me confesara, y 25 años de lágrimas surgieron: se me había abierto el corazón. Me sentía como una exiliada que finalmente ha regresado a casa, porque toda la vida había sentido la nostalgia de ser amada, aceptada y sentirme segura.

-Y se quedó a vivir y a ayudar en esa pequeña parroquia.
-Sí, a recibir y guiar a los miles de peregrinos que acuden diariamente, y a traducirles los mensajes que la Virgen María da a los videntes. Ya llevo treinta años.

-Vivió una guerra muy cruel.
-Una vez estaba en la iglesia, oía caer las bombas en Mostar, y vino la Virgen, como cada día durante la guerra, con su luz y su paz. Ella estaba ahí ofreciendo amor, pero los hombres elegían el odio, las ideologías.

-No todos tenemos la fortuna de sentir lo que usted ha sentido.
-En Medjugorje he conocido a muchas personas que han cambiado su vida, pero la caída de un árbol hace mucho más ruido que la selva que crece. Durante la guerra vi personas convertirse en héroes, y otros convertirse en monstruos, es nuestra elección.

-¿Cree que tenemos ese poder?
-Hay que decidir hacer algo pequeño pero bueno cada día, eso crea una gran diferencia en el mundo. Yo no lo sabía, lo he descubierto, aprendo cada día.

-¿Cuándo descubrió Mary’s Meals?
-La Virgen de Medjugorje da un mensaje el 25 de cada mes. Aquel 25 de junio de hace diez años dijo que había que llevar paz, amor y comida a los necesitados. Ese día conocí a Magnus MacFarlane-Barrow y su proyecto.

-¿Cómo nació?
-Magnus es un pescador escocés que decidió ayudar en la guerra de Yugoslavia llevando un camión con medicinas y comida. Cuando volvió a casa, la encontró otra vez llena de comida que la gente había donado. Así se pasó la guerra, yendo y viniendo.

-Un intermediario de la bondad ajena.
-Así se define. Terminada la guerra una mujer piloto le pidió que la acompañara a Malaui, quería presentarle a una familia. Le llevó a casa de una mujer que agonizaba rodeada de sus seis hijos. Magnus le preguntó al mayor, de 14 años: “¿Cuál es tu sueño?”.

-¿Y qué le respondió?
-“Comer e ir a la escuela”. El 70% de los alumnos no acudían a causa del hambre. Magnus decidió comprar comida local e invitar a las madres a que la cocinaran en la escuela. Con este sistema tenemos 820.000 niños que comen cada día en 14 países.

[La familia de Magnus McFarlane era católica y experimento un avivamiento de su fe en 1983 al visitar Medjugorje. Convirtieron su hotel rural en Escocia en una Casa de Oración -la Comunidad de Craig Lodge, www.craiglodge.org– que aún hoy es la sede desde donde se trabaja y ora por Mary´s Meals. El inicio de Mary´s Meals en la guerra de los Balcanes sucedió en 1992. NdReL]

Fuente: www.religionenlibertad.com