Giosepina Russo de Sicilia, trabaja en la agencia de peregrinaciones a los santuarios marianos de todo el mundo. Ha visitado todos los santuarios marianos de Europa en varias ocasiones, pero por alguna razón, nunca había tenido la oportunidad de venir a Medjugorje. A pesar de que le dijeron que Medjugorje no es santuario reconocido todavía y no se puede recomendar a los peregrinos, sintió un gran deseo de ir hasta allí. La Sra. Russo dijo que ni siquiera sabía donde esta Medjugorje en Europa. Vino a Medjugorje el año pasado y estuvo allí durante 15 días. Fue el regalo más grande que jamás había recibido en su vida. Cuando vino fuera a la zona de la carpa blanca y vio la imagen de la Virgen con la mano extendida hacia el altar, se sintió como si estuviera en el cielo. Sobre todo le impresionó la fe de nuestro pueblo y las costumbres cristianas que aquí son parte de la vida cotidiana. También compartió con nosotros un acontecimiento que tuvo lugar cuando se dirigía a la iglesia, de regreso al hotel.
Estaba caminando por la calle en el momento en que las campanas de la iglesia repicaban. Un grupo de trabajadores de la construcción estaba trabajando en un edificio frente a ella y en ese momento se detuvieron los trabajos y rezaron el Ángelus. “Quedé profundamente conmovida por eso, no lo he visto en ningún lugar del mundo desde hace años; estoy convencida de que el amor de Dios es evidente y está presente aquí, en este lugar en el mundo”, dijo la señora Russo.
Fuente: www.centromedjugorje.org
Click here to print.
