3/12/2014 – La madre

214J. M. J.

15 de mayo de 2014

San Isidro

¡Querida familia de María!

“Queridos hijos, yo, vuestra madre, estoy con vosotros por vuestro bien, por el bien de vuestras necesidades y por el bien de vuestro conocimiento. El Padre Celestial os dio la libertad para que decidierais por vosotros mismos, y para que cobréis conciencia por vosotros mismos. Deseo ayudaros. Deseo ser una madre para vosotros, una maestra de la verdad-  para que así en la simplicidad de un corazón abierto, os podáis percatar de la inmensurable pureza y de la luz que viene del mismo, y destruye la oscuridad, la luz que trae la esperanza. Yo, mis hijos, entiendo vuestro dolor y sufrimiento. ¿Quién os entiende mejor que una madre, mis hijos?  Pocos son los que me comprenden y siguen. Grande es el número de aquellos que están perdidos, de aquellos que no se han percatado aún de la verdad de mi hijo. Por lo tanto, mis apóstoles, orad y actuad. Llevad la luz y no perdáis la esperanza. Yo estoy con vosotros. De una manera especial yo estoy con vuestros pastores. Con un corazón maternal les amo y les protejo, porque ellos os conducen al cielo que os  fue prometido por mi hijo. Gracias.”  2 de Mayo de 2014

He transcrito la homilía de la misa inglesa del día 14 de mayo de 2014 en la iglesia de San Santiago, en Medjugorje.  No tengo el nombre del sacerdote, pero sus palabras tienen tanta unción que quería compartirlas con todos vosotros. Él comprende verdaderamente el mensaje de Nuestra Señora del día 2 de mayo.  “Transcribiré su homilía en cuanto me sea posible.”

Me acaban de dar el mensaje del día 2 de mayo, que comienza  “ Soy vuestra madre, y yo estoy con vosotros siempre…” “yo soy vuestra madre, yo estoy aquí para vuestro bienestar… Yo soy vuestra madre, yo estoy aquí para vostros…” Es bueno saber que cuando venimos a la oración, cuando venimos a Medjugorje, o cuando vamos  a nuestras parroquias, o cuando nos arrodillamos con nuestras familias en casa, lo hacemos en la presencia y la compañía de nuestra Santa Madre. Ese es un comienzo estupendo.  Por ejemplo, cuando llego a la Adoración, siempre invito a mi Santísima Madre a que se siente conmigo, así sé que ella me cuidará. Cuidará mis murmullos y mis pensamientos y los llevará de la manera más hermosa a su hijo, el Dios Altísimo.

Y en el mensaje del día 2 de mayo ella habla sobre ser madre. Habla de cómo ella os  conoce y ella entiende vuestro dolor y vuestro sufrimiento. Ella pregunta quién podría conoceros mejor que una madre. Así que este es realmente el punto de partida de nuestra oración esta mañana, saber que la Madre del Dios Altísimo, María inmaculada, Reina del universo, Reina del Cielo y de la Tierra es vuestra madre… es tu madre. Ella es tu madre y viene a ti una y otra vez para hacerte saber que te ama, y que entiende tu dolor y entiende tus cruces. Ella nos llama a confiar en su Hijo.

En la Divina Misericordia, Nuestro Señor Jesús hace precisamente eso. Nos llama a un nuevo camino, con grandes gracias, para confiar en Él. Hoy festividad de san Matías, vemos a un nuevo apóstol, Matías, que se ha añadido a los once para ocupar el lugar de Judas.  Se le ha añadido porque él es uno de los testigos de la verdad, testigo de la Resurección, así que él fue un auténtico testigo.  Y eso, mis queridos hermanos y hermanas es lo que vosotros y yo estamos llamados a hacer, ser un auténtico testigo de Jesucristo, ser un auténtico testigo de la Resurrección, ser un auténtico testigo de la esperanza, ser un auténtico testigo para que nosotros mismos podamos confiar en Él totalmente, no un poquito ahora, otro poquito otro día, sino siempre y totalmente.

Ahora quiero poneros un ejemplo.  Llegamos ayer, y según caminaba calle abajo me tropecé con una señora.  Resumiendo, estuve hablando con ella durante unos 10 o 15 minutos, durante esos 10 o 15 minutos, tenía sus manos así todo el tiempo: cruzadas sobre su pecho. Y después sacó una foto de su hijo, quizás un niño de 4 o 5 años que fue atropellado hace unos años por un conductor borracho. Y aquí estaba ella, en  Medjugore, caminando por las calles y caminando hacia la iglesia con su hijo sujeto cerca de su corazón.

Ella me dijo que su marido no se había recuperado nunca de aquello. Se dio a la bebida. Después les dejó a ella y a otro hijo pequeño, Paul, por la bebida.  Podéis imaginaros abandonando a una esposa adorable y a un niño precioso porque no pudo superarlo.  Se quedó destrozado por la muerte de su hijo mayor, Peter. Después ella dijo, “Quiero que hagas algo por mí”  Buscó en su bolso y sacó su monedero… y dije. “Por favor, no vaya a darme dinero, no quiero nada de dinero.”  Ella dijo, “no voy a darle dinero.” Y sacó dos anillos. Ella quería que bendijese los anillos, su anillo de compromiso y su anillo de boda. Quería que estuvieran bendecidos, y se los iba a poner otra vez en su dedo, y ella quería la gracia del sacramento del Señor para abrir su corazón y recibir a su marido, y que así él decidiera volver. Si él decidía volver, le daría la bienvenida en nombre de Dios. Y después me dijo que iba de camino a encender una vela por el hombre que mató a su hijo.

Leo aquí que Nuestra Señora dijo que ella conoce nuestro sufrimiento y conoce nuestro dolor. Bien, antes de que esta señora se fuera, se dio la vuelta hacia mí y dijo, “¿Sabe qué?, me di cuenta estos últimos días de que Nuestra Señora ha estado preparándome para esta cruz durante 35 años.”  Dios cuida de cada detalle.  Confiemos en Él, ese es realmente el mensaje, confiar en Él.  Él hace las cosas de una manera diferente a como nosotros las hacemos. Él nos pide que perdonemos. ¿Hay alguien aquí que tenga a alguien a quién necesite perdonar? Ahora es el momento.  Ahora, antes de que os vayáis de la iglesia, ¡ahora! Ahora es el momento, y orad durante la Sagrada Misa por la gracia de perdonar, para que así seáis libres para amar. Seréis libres para llenaros de gozo. Seréis libres para ser luz, testigos de la verdad.

Ese es el don. No el venir como peregrinos y caminar de allá para acá. No se trata de eso. Se trata de la transformación del corazón, del cambio del corazón. Tener un corazón como el suyo. De eso se trata. Ese es el don. Ese es el don eterno. Tener un corazón como el de Él. Y eso es lo que su Madre quiere darnos a mí y  a vosotros hoy.  Así que el don es una ofrenda, pero debemos pedir ese don. Debemos pedirlo.  A esto es a lo que estamos verdaderamente invitados.

Amaos unos a otros. Jesús dice, “yo he guardado los mandamientos de mi Padre”. Incluso en la cruz, incluso hasta el punto de perdonar a aquellos que le estaban crucificando. Incluso entonces tenía un corazón lleno de gozo. Esto suena como una contradicción. Pero pensadlo. Un corazón lleno de paz y de gozo a pesar del dolor insoportable y el sufrimiento, lleno de gozo. ¿Por qué? ¿Por qué? Porque Él estaba haciendo la voluntad de su Padre. Porque estaba tan enamorado de nosotros que estaba preparado para hacer cualquier cosa. Cualquier cosa que su Padre le pidiera. Había un gran precio que pagar, había una gran gracia que ofrecer. Era la gran transformación prometida. Y eso se prometió, mis queridos hermanos y hermanas, por vosotros y por mí, hoy.

Vamos a tomarnos unos momentitos y estaremos en silencio, y pidamos a Nuestra Señora que nos dé las gracias que necesitamos para hacer lo que se necesita para ser libres, hacer lo que se necesita para seguir sus mandamientos, hacer lo que se necesita para perdonar.

(La homilía en la misa inglesa de la iglesia de San Santiago en Medjugorje, el día 14 de Mayo de 2014).

 

“En Jesus, José y María”

Cathy nolan

©Mary TV 2014

Traducción del italiano a cargo del equipo de www.virgendemedjugorje.org