Boletín nº 140 – 25 de Marzo de 2000

Del 18 al 23 de marzo estuvo en Medjugorje Mons. Franziskus Eisenbach, obispo auxiliar de Mainz. Acerca de sus impresiones dijo lo siguiente:

“Aquí estoy como peregrino. Deseo conocer Medjugorje y orar en este lugar. Desde hace años conozco y sigo los acontecimientos de Medjugorje y deseaba venir antes, pero esperaba una señal segura para decidirme a visitar Medjugorje. En esta ocasión fui expresamente invitado, por eso he venido. Ya la primera impresión es que la iglesia está continuamente llena en todas las misas, y especialmente en la adoración. Es evidente que mucha gente ha comprendido de que este es un lugar especial de oración. La experiencia de muchos es que su oración personal mejora y que es llevada por la experiencia de la oración comunitaria. Conozco a mucha gente que en Medjugorje han renovado su fe y aprendieron a orar de nuevo. Y ahora personalmente he podido experimentar cómo Medjugorje ayuda en ese sentido. La otra experiencia, que es muy importante para mí, es que en Medjugorje no se trata únicamente de la oración, sino que la oración produce también frutos al servicio del hombre, particularmente al hombre agobiado. Fue para mí especialmente importante haber conocido la “Aldea de la Madre” en la que madres con sus hijos, niños abandonados y huérfanos de guerra han encontrado un refugio, y todo está enlazado con una gran guardería en la que suceden encuentros entre los niños que provienen de familias completas y aquellos que por diversas razones han perdido sus familias. Me he dado cuenta de que aquí los niños tienen la oportunidad de aprender a vivir. Y eso es muy importante. También me provocó una profunda impresión la comunidad de Sor Elvira en la que los adictos a la droga y otros males encuentran un lugar de refugio y curación. Celebré con ellos la Santa Misa y recé la oración matutina. Es muy hermoso perdibir con cuánta fuerza oran y con cuánta alegría celebran la Santa Misa. Comprendí que el método fundamental de curación es la profundización de la fe y la vivencia del espíritu comunitario en la oración y en el trabajo.

Fue importante para mí escuchar acerca del Padrinazgo de los niños, es decir, la acción de ayuda a los niños de los defensores caídos, en la que participan muchas familias de Alemania, ayudando mensualmente con sus donativos a las familias afectadas y a sus hijos. Esta obra de amor activo hacia los necesitados me demuestra a mí personalmente que en Medjugorje existe un espíritu verdadero de oración. El amor hacia Dios que se manifiesta en la oración ha producido frutos que se reconocen en el cuidado por el hombre.

Ciertamente he querido comprender mejor el fenómeno mismo de la aparición, por lo que he procurado encontrar al menos a alguno de los que hablan acerca de sus experiencias y afirman que ven a la Virgen. Me reuní con una de las videntes, hablé con ella y estuve presente en la aparición. Cuando vi a Marija por primera vez en su casa, estaba trabajando en el huerto y calzaba botas de goma. Ella es una persona totalmente normal, una mujer joven, madre de tres hijos. Al conversar con ella, me di cuenta de que es una persona muy despierta, sabe plantear preguntas y hablar sobre sus propias experiencias y sabe diferenciar bien las cosas, ve lo que es bueno y lo que no lo es. Me invitó a participar en la oración en su casa, con la que se prepara para el encuentro con la Virgen, encuentros que datan de más de 18 años. Rezamos en la capilla de su casa en la que para esa ocasión se había reunido mucho gente. Rezamos el Rosario en varios idiomas y esperamos el momento de la aparición. Marija nos advirtió brevemente que se había acercado el momento de la aparición y después de la oración, que ella conducía, permaneció en silencio. Después de la aparición nos dijo que la Virgen había orado por todos y había bendecido a todos. El encuentro con Marija me demostró que ella es una persona perfectamente normal, una mujer joven que está con los pies bien puestos en la tierra y cuida bien a sus hijos. Me di cuenta de que tiene una buena relación con su familia y los peregrinos. Sencilla y natural, pero también clara y comprensible cuando habla acerca de sus experiencias. Después de todo puedo decir que es una mujer a la que se le puede creer, que es auténtica por lo que no tengo dificultades creer en lo que habla, en lo que ve, y que es verdadero. Este es para mí una experiencia muy importante, por lo que he concluido que este lugar de oración se sustenta en la experiencia que como un don estos jóvenes recibieron y que transmiten a los demás de manera convincente.

María, la Virgen, se venera en Medjugorje como la Reina de la Paz. Esta denominación y todo lo que Ella pide, debería haber preparado este mundo a esta terrible experiencia de guerra. Diez años después de la primera aparición se desató la guerra en Croacia y en Bosnia-Herzegovina. Medjugorje es un lugar en que se ora continuamente por la paz. El mensaje de Medjugorje para todo el mundo es claro: hay que superar las guerras y los conflictos con la fuerza del amor. Se tiene la impresión de que en Medjugorje se toca al hombre en su totalidad: en el corazón, en el espíritu y en el alma. Las oraciones y los lugares de oración aquí abarcan a todo el hombre. Por tanto Medjugorje, en ese sentido, lleva un mensaje a toda la Iglesia: permitir a Dios y a la Virgen que nos toquen en nuestra realidad total de seres humanos y a María que nos dé Su amor, y así poder aprender a amar con todo el corazón. Por tanto puedo decir que nadie debe sentir temor hacia Medjugorje, aunque aún no ha sido reconocido por la Iglesia. Aquí verdaderamente se reza de una forma que mueve al hombre. Es por eso que a este lugar vienen muchos fieles que desean aprender a orar. Yo deseo que este mensaje y esta experiencia se transmita también en Alemania, ya que nosotros, los alemanes, tendemos al racionalismo más que a los sentimientos. Y aquí se trata de un mensaje para el hombre en su totalidad, algo que es realmente necesario para todos.