Boletín nº 167 – 25 de Octubre de 2001

El Obispo de Ucrania de visita en Medjugorje

El obispo católico de Ucrania, Mons. Irynei Bilyk, osbm, peregrinó de manera privada a Medjugorje a mediados de septiembre. Mons. Bilyk visitó por primera vez Medjugorje en el año 1989 como sacerdote, antes de su partida a Roma, oportunidad en la que fue secretamente ordenado obispo, debido al régimen comunista.

La peregrinación de este año fue su oración de agradecimiento por toda la ayuda recibida de la Virgen.

Mons. Hermann Reich, Obispo de Papua-Nueva Guinea de Visita en Medjugorje

Mons. Hermann Reich, obispo de Papúa-Nueva Guinea, de origen austriaco, visitó de manera privada Medjugorje del 21 al 26 de septiembre. Al final de su peregrinación dijo lo siguiente acerca de sus impresiones:

“Supe de Medjugorje hace mucho tiempo, pero por primera vez verdaderamente puse atención y mostré interés en estos acontecimientos recién en 1990. En ese entonces, estaba en el hospital y a mis manos llegaron unas revistas que publica “Gebetsaktion” de Viena. En esa ocasión leí por primera vez esas revistas y puse atención en los mensajes. En primer lugar, me impresión el aspecto exterior de Medjugorje: piedras, piedras y más piedras. ¡Eso me impresionó poderosamente! Me pregunté: ¿Dios mío, de qué vive esa gente! La otra impresión poderosa fue la oración. ¡Tanta gente en oración, con el Rosario en la mano! Verdaderamente aquí hay mucha oración. La liturgia y las concelebraciones son muy buenas. La iglesia está siempre llena, lo que no es el caso de otras iglesias en el Occidente, especialmente en tiempo de verano. Aquí la iglesia está llena de oración y de la Iglesia en pequeño: tantos idiomas diversos, pero todos se comprenden. Es sorprendente que cada uno siente que pertenece a este lugar, que no es extranjero, que puede participar en la oración, aún viniendo de lejos.

La Confesión en Medjugorje es algo especial, algo que no se puede tocar con las manos, pero eso es una gran cosa. En el Occidente la gente comprende de forma diferente las cosas de la fe. Todos quieren confesiones comunitarias. La confesión casi no se practica. Aquí tanta gente va a confesarse, y ese hecho es tan importante.

Además, he encontrado algunos peregrinos y hemos hablado un poco. Se sienten tocados y entusiasmados por lo que aquí sucede. En este tiempo sin paz pienso que Dios y la Virgen nos ofrecen la paz, pero depende de nosotros si deseamos aceptar ese ofrecimiento y realizarlo. Eso depende de nosotros. Si no queremos – pienso que la Madre de Dios y el Cielo deben resignarse a nuestra libre voluntad – en ese caso, no se puede hacer mucho, y eso es realmente una desgracia. Pero pienso que Dios puede escribir derechamente sobre renglones torcidos. Desde que sucedieron los atentados en EE.UU. he sabido que la gente ha comenzado de nuevo a orar más. Se despertó. La paz es tan importante y espero que la paz realmente se concretizará.

Lo que me impresionó poderosamente en los mensajes es la paz como un tema importante de la Virgen. Luego, el discurso renovado acerca de la oración y la confesión. La Virgen regresa siempre a la oración: no se cansen, oren, oren, decídanse por la oración, oren mejor… Pienso que se ora mucho, pero no se ora correctamente. Se ora mucho, existe la cantidad, pero falta la calidad. Pienso que debemos, según el deseo de la Virgen, no disminuir la cantidad, sino mejorar la calidad. Hay que orar mejor.

Y al final deseo decir que aquí he estado solamente algunos días, pero admiro el servicio y el heroísmo de los franciscanos en el trabajo con tanta gente. ¡Esa logística es un problema que no podría afrontar! A todos los admiro por vuestro compromiso y labor. Les diría al final: sigan trabajando y háganlo en ese sentido. Siempre gente nueva llega a Medjugorje y desea sentir ese clima, esa paz, ese espíritu de Medjugorje. Si los franciscanos están dispuestos a dar eso, entonces muchos podrán llevar con ellos algo bueno que continuará creciendo cuando regresen a sus casas. Eso puede ser la formación de nuevos grupos de oración, pero ante todo que crezca la calidad de la oración. No es suficiente que la gente ore mucho. Es un peligro frecuente que la oración se quede en los labios, y no llegue al corazón. Verdaderamente es importante la calidad de la oración: que la vida se convierta en oración.

Estoy convencido de la presencia de la Virgen aquí en Medjugorje. Si Ella no estuviera presente, todo esto no sería posible, no habría frutos. Estoy convencido de que esto es obra suya. A los cristianos de hoy les deseo decir: oren y no dejen de orar. Y si no alcanzan el éxito que esperaban, continúen orando, hagan esfuerzos para tener una buena vida de oración. Tomen en serio los mensajes de Medjugorje y oren en su espíritu. Eso le aconsejaría a cada persona que encuentre.”