Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Abril de 2010

Mensaje de María Reina de la Paz en Medjugorje el 25 de abril de 2010

“¡Queridos hijos! En este tiempo, cuando de manera especial oran y buscan mi intercesión, los invito hijitos a orar para que a través de sus oraciones, yo pueda ayudarles a que muchos corazones más se abran a mis mensajes. Oren por mis intenciones. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Mi Hijo por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Queridos adoradores de la Reina de la Paz, este es el tiempo en el cuál en nuestras oraciones deberíamos recordar de una manera especial a la nueva comisión que ha asumido la responsabilidad de Medjugorje. Esta tarea delicada y tan responsable requiere oración especial y guía del Espíritu Santo. Nuestra familia de oración ha crecido en la escuela de oración de Nuestra Señora. Por nuestra experiencia conocemos el poder y la fuerza que la oración posee. Constantemente vemos y encontramos sus frutos milagrosos. Medjugorje solamente ha confirmado las maravillas que la oración confiada y persistente puede hacer.

Con sus Mensajes la Reina de la Paz nos ha ido educando persistentemente y nos ha ido instruyendo de una manera maternal, y también lo hace de esta manera en este mensaje, en el que Ella nos dice: “Oren para que mediante sus oraciones yo pueda ayudarlos a que la mayor cantidad de corazones posibles se abran a mis mensajes.”

Esto es importante porque los mensajes son una nueva manera de vida. Los mensajes por los que uno decide vivir y ponerlos en práctica, nos cambian a nosotros y a nuestro entorno. Aquel que ha decidido aceptar los mensajes de oración comienza una nueva vida con Dios. Esto significa que cada día él tiene tiempo para un encuentro con Dios. Como consecuencia de tal encuentro uno se vuelve más alegre y rico en todas las gracias.

El hombre que acepta los mensajes de Nuestra Señora, deja de ser egoísta, cerrado. El reconoce las necesidades de los otros. Todas las personas son para él sus hermanos para los cuáles el tiene algo que darles. Y actualmente hay tanta gente sola, rechazada y desilusionada. A veces no sabemos como ayudarlos. Nuestra Señora nos da la respuesta: “Yo los ayudaré mediante vuestra oración”.

Los mensajes de Nuestra Señora no son algo sin importancia, noticias cortas, anécdotas, intimidaciones o algo que se le parezca. No son material de propaganda que difundimos con entusiasmo. Los mensajes siempre son una fuerza nueva para nuestra vida que continúa. Si deseamos continuar alegremente en nuestro camino de vida, entonces estamos a salvo con Nuestra Señora. No tenemos miedo de cómo deberíamos seguir.

Nunca pensemos que es más fácil para aquellos que nunca han aceptado sus mensajes. Nosotros nos parecemos a un andinista que ha decidido escalar el pico de una montaña. El ascenso generalmente es empinado, pero el tiene el equipo y el instrumental necesario. El hace lo que todos hacen, y especialmente los líderes de la expedición. El camino está visiblemente marcado y el andinista se aferra a las instrucciones y a la huella del sendero. Finalmente, con perseverancia, el experimentará la satisfacción y la alegría del conquistador de la cima.

Los mensajes de Nuestra Señora no necesitan discusiones o teorías, más bien necesitan llevarse a cabo con dedicación y humildad y ponerlos en práctica. Por esta razón, cada fiesta en Medjugorje y cada peregrinación es para nosotros un ascenso gozoso a la cima señalada por un mensaje en particular. No nos molestan las multitudes de peregrinos, al contrario, nos llenan de placer y alegría. Sentimos como si todos hubiéramos escalado a la cima – y el nombre de esta cima es Paz, Bendición.

El llamado a la oración por las intenciones de Nuestra Señora, es la intención que ha estado presente desde el comienzo. Recordemos cuán presente es la intención en el rezo del rosario por las intenciones de Nuestra Señora. Esta intención incluye todas las intenciones que posiblemente pudiéramos olvidarnos o las que nunca pensaríamos o abarcaríamos. De hecho esto significa que debemos volver una y otra vez a los mensajes y a su sabiduría. Leer los mensajes regularmente todos los días significa entrar en el espíritu del movimiento de Medjugorje y a decidirse perseverar diariamente hasta las cimas milagrosas de la conversión del corazón.

Y finalmente nuestra buena y persistente Madre y Reina de la Paz nos anima con sus palabras: “ Yo estoy con Ustedes he intercedo por cada uno de Ustedes”.

Necesitamos tanto de esta gran intercesión. Esta es, siempre sorprendente como la intervención en Cana de Galilea. “¡Hijo no tienen más vino!” ¿Y que es a lo que a nosotros, Sus hijos, nos falta? ¿Qué es lo que nos agobia hoy en día, para que no podamos tener alegría y paz? Hay tanta gente que esta tratando de resolver los problemas sociales y económicos de cada día, de los cuáles no somos culpables y ellos son como un pequeño pajarito incapaz de desenredarse del nudo en que se encuentra apresado. Cuanto más quiere desatarse y trata de liberarse, más enredado está. ¿Dónde esta la salida? Ella, Nuestra segunda Madre, nos la está mostrando y ofreciendo. Debemos creerle a Ella y a cualquier cosa que Ella nos diga. Mayo es el mes de María y nuestro mes. Renovemos con nuestro corazón las devociones y oraciones a la Reina de la Paz. Demos un buen ejemplo a los demás con nuestro actuar y oración diaria. Que Su intercesión y la bendición de Dios nos acompañen en este camino.

Este mes vamos a orar por las siguientes intenciones:

1 . Por las intenciones de Nuestra Señora. Especialmente para que la mayor cantidad posible de corazones se abran a Sus mensajes. Oremos para que las personas vuelvan diariamente a la oración en familia, a los sacramentos, al ayuno y a la lectura de la Biblia.

2 . Oremos por todos los peregrinos que vienen a Medjugorje, para que encuentren las gracias y cumplan su misión como cristianos, como apóstoles en este mundo.

3 . Oremos por todos aquellos responsables de Medjugorje, para que el Espíritu Santo los ilumine los guíe para que con su tarea responsable ellos puedan ayudar a todos los peregrinos y que la Iglesia revele la voluntad de Dios y la acepte.