15 de noviembre de 2006 Queridos hijos de Medjugorje, ¡Alabados sean Jesús y María!

1. El 2 de noviembre, la vidente Mirjana recibió su aparición mensual. Cuando finalizó, compartió con nosotros el siguiente mensaje:
Mi venida a ustedes, hijos míos, es el amor de Dios. Dios me envía para advertirles y hacerles ver el camino verdadero. No cierren los ojos a la verdad, hijos míos. Su tiempo es breve. No permitan que los engaños reinen en ustedes. El camino por el cual deseo conducirlos es el de la paz y del amor. Este es el camino que los conduce a mi Hijo, su Dios. Denme sus corazones para que pueda colocar en ellos a mi Hijo y hacer de ustedes mis apóstoles – apóstoles de la paz y del amor. ¡Gracias!”.

Al final, la Virgen agregó: “¡No olviden a sus pastores en sus oraciones!”.

2- ¿Una piedra en el corazón?
Noviembre, mes de los difuntos, diciembre, mes de Navidad, ¡mes de la Vida! Recordémoslo.*

Clara, una amiga parisina muy cercana a nosotros, perdió a su marido en septiembre del 2003, y dos años después, continuaba sin poder recomponer su vida. Madre de dos hijos adolescentes, se obligaba a comer con ellos y a ayudarlos en todo, pero su corazón estaba permanentemente agobiado por el duelo. El vacío dejado por la partida de su marido en su vida le pesaba tanto en el corazón, que el sólo hecho de pronunciar su nombre provocaba en ella incontrolables crisis de llanto. La herida permanecía abierta, y ningún atisbo de alegría parecía vislumbrarse en el horizonte, a pesar de ser aún joven.

Vino a Medjugorje y permaneció algunos días con nosotros. Ya había venido unos años atrás con su marido (es aquí donde él se había convertido luego de haberse reencontrado con Dios). Ella expuso todo su sufrimiento, sus bloqueos y expresó su deseo de poder vivir normalmente. Habló de una “piedra que le aplastaba el corazón” y le impedía vivir.

Un sábado por la tarde, durante las Vísperas de Resurrección**, le pidió a la Comunidad que orara por ella. Luego nos contó lo que le había sucedido en aquel momento: “Durante la oración, experimenté como si algo se alejara de mí, como si la piedra que me aplastaba de repente se volatilizaba. Ahora continúo sufriendo por la ausencia de mi marido y lo echo de menos, pero puedo volver caminar con la cabeza erguida, ya no me siento más aplastada, ¡he vuelto a la vida!
Efectivamente, Clara es otra mujer, ha vuelto a hallar su verdadera personalidad y puede seguir adelante, hacer proyectos para el futuro, etc.

”Piedras” del estilo las hay, y muchas. Clara no constituye una excepción a la regla. Frecuentemente las personas quedan paralizadas, torturadas por la pérdida de un ser querido y dejan de vivir, arguyendo que ya ese ser querido no está más, que su vida ya no tiene sentido, todo se acabó. A veces oímos decir que aquello es signo de un gran amor. ¡No! El amor verdadero no paraliza, ni levanta paredes ante nuestros pasos, al contrario, nos hace vivir.

Es verdad que en todo proceso de duelo se pasa por etapas de rebelión en las cuales uno puede sentirse trabado, pero debe conducirnos a la aceptación, a forjar una nueva partida. El drama consiste en que nos quedamos en el camino. Por otra parte, la herida causada por la pérdida provoca una gran vulnerabilidad espiritual. ¡Es la ocasión para ofrecer esta herida a Jesús! Si por el contrario nos quedamos fijados en la rebelión, el Maligno puede aprovechar la ocasión para intensificar los sufrimientos naturales del duelo y tornarlos insoportables, haciéndonos desesperar, induciéndonos a dudar de Dios o peor aún: ¡a rechazarlo! (Esto es válido para toda crisis afectiva)

Por eso, cuando una prueba semejante nos aqueja, es muy importante que recemos para que la herida del duelo se mantenga sana y que ninguna infección venga a envenenarla por medio de la angustia, la rebelión, los celos, la culpabilidad, la desesperación, etc. Lo que Clara ha vivido durante aquella oración es simplemente la liberación de una atadura que la mantenía aplastada, impidiéndole de esta forma llevar a cabo el bello proyecto de vida que Dios le reservaba. Esta simple oración puede ser igualmente realizada en el momento de la confesión por el sacerdote, o por un pequeño y ungido grupo de oración.

Otro aspecto a tener en cuenta en el duelo cristiano es que ¡creemos en la resurrección de los muertos! Esta fe nos lleva a entregarle con confianza a Dios los seres que Él ha creado, que le pertenecen por derecho, y que nos ha confiado por un cierto tiempo sobre la tierra, según su beneplácito divino. Pocos cristianos realizan este bello acto de entregarle a Dios todos los miembros de sus familias, aunque esto sea realmente esencial para un creyente.

Un ejemplo puede ayudarnos a una mejor comprensión de lo antedicho. Si me dirijo a la ciudad con 100 euros en el bolsillo y se los doy a alguien por el camino, de regreso a casa no tendré más mis 100 euros. Asimismo, si salgo con mis 100 euros y un hábil ladrón me los sustrae, también volveré a casa sin mis euros. En ambos casos me quedé sin mis 100 euros. ¡Sin embargo, la diferencia es grande! En el primer caso, experimento la alegría de haberle dado algo a alguien (¡y de haber realizado una buena inversión en el Tesoro del Cielo!); pero en el segundo caso, me sentiré frustrado y amargado. Sucede lo mismo con nuestros seres queridos: la Gospa nos invita a amarlos no con un amor humano, sino con un amor divino, es decir más allá de la tierra, ofreciéndolos a Dios, entregándoselos a Él. ¡Especialmente teniendo en cuenta de que el difunto lo ve todo según la verdad de Dios y desea lo mismo que Dios quiere para nosotros! Una gran paz acompaña al duelo cristiano, pues la persona que nos deja ya ha sido entregada a Dios de antemano.
La Gospa nos dice: “Queridos hijos, deberían festejar la muerte de un ser querido y estar alegres, ¡con la misma alegría con la cual ustedes celebran el nacimiento de un niño! ¡Nos falta aún un largo camino por recorrer!

 3 – Con los moribundos
El verano pasado, una amiga croata regresó junto al Señor luego de un cáncer extremadamente doloroso. Trabajaba en Austria. Cuando la visité en el hospital, conocí a una mujer que venía a verla seguido para orar con ella y ayudarla a prepararse para el gran encuentro. Me quedé tan impresionada por su delicadeza, su “savoir-faire” (habilidad) para con los moribundos y la propiedad de sus palabras que le pedí me confiara cuál era su secreto. Me contó su historia y cómo el Señor había contrariado sus planes para ponerla a Su servicio. El testimonio de Elisabeth merece ser conocido. En efecto, en el mes de noviembre celebramos a los santos y oramos por los difuntos que esperan el momento de entrar en la Luz. Es bueno que aprovechemos para incorporar todo lo que puede ayudarnos a cristianizar nuestra visión de la muerte:

”Un día – dijo – estaba en la sala de espera de un hospital donde había una mujer en una silla de ruedas. Oí que el Señor me decía: “Ve a rezar con ella”. Le dije: ‘¡No, Señor, no puedo hacer esto aquí! ¿Cómo voy a ir rezar por ella? Es imposible que lo haga sin llamar la atención’. Me sentía avergonzada. La voz no cesaba de dejarse escuchar: ‘Ve, por favor a rezar con ella’. Para no llamar la atención, atravesé la sala, y simulé buscar algo en el bolsillo de mi chaqueta que llevaba colgada al hombro. De regreso, me detuve cerca de la silla de ruedas, pasé el brazo alrededor del cuello de esa señora y le pregunté qué la había traído al hospital. Luego recé. No muy fuerte, pero lo suficientemente alto como para que ella escuchara. Sabía que eso era lo que debía hacer”.

”Todo comenzó de manera muy extraña. Hace 25 años tuve una experiencia que cambió mi vida. En aquel entonces vivía en Salzburgo, Austria. Nuestro párroco me había pedido ir a visitar a un matrimonio enfermo para ver si precisaba algo y si podíamos prestarle ayuda. Eran evangélicos. Los visité por lo tanto en su casa, en vísperas de Navidad. El 25 de diciembre por la mañana, oí por primera vez en mi vida una voz interior que me decía: ‘Ve a ver a los Davidson’. Resistí este pensamiento, aunque había reconocido Su voz. Pensé para mis adentros: no puede ser Jesús, es Navidad, ¡hoy debo estar con mis cuatro hijos! Sin embargo la voz volvió a hacerse oír en tres o cuatro oportunidades aquella mañana. ‘Ve a ver al señor Davidson’. Finalmente decidí ir a verlo al día siguiente”.

”Cuando llegué allí el 26, me enteré que el señor Davidson había muerto el día anterior. Supe inmediatamente en mi corazón que el Señor hubiera querido que estuviera allí el 25 y que había desaprovechado aquella oportunidad por falta de obediencia. A partir de ese momento, comencé a escuchar con bastante frecuencia la voz de Jesús”.

”Lentamente aprendí a no ignorar su voz y a obedecer de inmediato. Cuando la voz se hace escuchar, debo dejar de lado todo lo demás. De otra forma desaprovecho gracias que el Señor desea que transmita a otra persona. En muchos casos, no he obedecido por timidez o porque me incomodaba hacerlo. He experimentado inmediatamente las consecuencias de mi rebeldía”.

”Ahora tengo 76 años y soy viuda desde hace seis años. Todos mis hijos ya son adultos y se han ido de casa. Trabajo en mi parroquia asistiendo a los enfermos y agonizantes. Oro por ellos y me tomo el tiempo para escucharlos. Cuando visito a los enfermos en el hospital, los animo a que reciban el sacramento de los enfermos de manos de un sacerdote. Pienso que es uno de los maravillosos sacramentos que tenemos. Me ha hecho vivir cosas muy hermosas. La gente enseguida experimenta la paz de Dios que baja sobre ellos. Un día conduje mi amigo Fanz, que tenía un cáncer generalizado, al hospital. Le pregunté: “Fanz, ¿quieres recibir el sacramento de los enfermos? Me respondió: “Sí, ¡por favor!” Fui por tanto a buscar al sacerdote. En ese momento había otras cinco personas en la habitación que habían destinado a Fanz. Antes de que retirarme, una de ellas me preguntó:
– ¿Puedo recibir el sacramento de los enfermos también yo?
– Seguro le respondí, voy a buscar al sacerdote y podrá hablar con él. Si usted está preparado para recibirlo, se lo dará.
El sacerdote franciscano regresó poco después y finalmente cuatro de las personas que estaban allí recibieron el sacramento de los enfermos. ¡No lo habían recibido nunca porque nadie les había dicho que podían hacerlo!”

”El trabajar en este ministerio, me hizo tomar conciencia de una cosa que me causa mucho dolor: el trato que por lo general reciben las personas ancianas en las Casas de Tercera Edad. Ellas necesitan de nuestro amor y de nuestras oraciones. Es lamentable ver que, en el momento en que viven sus últimos instantes, las enfermeras y a veces aún las religiosas a cargo, los mandan morir en ámbito estéril y aislado del hospital donde todo les resulta extraño. ¿Por qué no dejarlos agonizar en casa? ¡Tómenlos de la mano y oren con ellos!”

¡Querida Gospa, contigo, todo se vuelve tan hermoso
¡Felizmente te tenemos! ¡Gracias!

Sor Emmanuel +
©Children of Medjugorje 2006
(traducido del francés)
Notas de traducción:
*. En la Argentina, y en otros países sudamericanos, del 7 noviembre al 8 de diciembre se festeja el mes de María En el hemisferio norte, en cambio, el mes de María coincide con el mes de mayo, mes de las flores.
** Todos los sábados, la Comunidad de las Bienaventuranzas festeja las Vísperas de la Resurrección de manera solemne y particularmente bella (Aprox. unas dos horas de oración y alabanzas al Señor. Al finalizar todos los asistentes se saludan con un abrazo y la proclama pascual: “Cristo ha resucitado”. Y el hermano responde: “Sí, verdaderamente ha resucitado”).

PS1 – ¡Misión en la India! Sor Emmanuel y sus dos asistentes (Chrissey y Kim) viajarán a la India en enero para una misión de 10 días. ¡Les confiamos particularmente esta misión, cuyos oyentes se contarán por decenas de miles! El movimiento “Jesus Youth” difundirá ampliamente las conferencias por todo el país. El pueblo indio es muy espiritual, y está ávido de conocer lo que dice el Cielo para vivir en la gracia de Dios. Esta misión puede por tanto dar muchos frutos. ¡Sus plegarias son bienvenidas!

PS 2 Acaba de reeditarse en la Argentina el libro de Sor Emmanuel: Fátima explicada a los niños, de editorial Paulinas, con renovado formato. Precio de venta: 20 pesos argentinos.
Les transcribo parte de la contratapa:
“- Mamá, ¿qué libro es éste?
– Es mucho más que un libro, mi amor. No sólo vas a encontrar la maravillosa historia de los tres niños de Fátima que han visto a la santísima Virgen, sino que también podrás “entrar” en esta historia y participar de ella.
– Pero ¿cómo?
– Trabajando para la Virgen María al igual que los tres niños. Por ejemplo, aprenderás a rezar una novena con la ayuda de dibujos para colorear.
– ¿Dibujos?
– ¡Es la sorpresa de este libro! Pero primero debes leer bien esta historia que todavía no ha terminado. Te toca a ti continuarla. ¡Pasemos a la acción!”

PS 3 – El P. Jozo visitará Barcelona para el “Encuentro Reina de la Paz” que tendrá lugar desde el jueves 30/11 al 3/12. El sábado 2 de diciembre se realizará el Acto Central del Encuentro Nacional en la Basílica Santa María del Mar, en el Barrio Gótico, con una meditación del P. Jozo y la celebración de la Eucaristía. Es un templo gótico del siglo XIV, con una capacidad para 5000 personas. Los interesados en obtener información y/o una copia del folleto explicativo o hacer sus reservas para el encuentro, pueden hacerlo llamando a Sandra en Barcelona 690.952.566 o contactándose con ella por mail a gsba15@yahoo.es