Boletín nº 108 – 13 de Enero de 1999

Visita del Obispo de Austria

Cada vez más frecuentes se hacen las visitas de los prelados de la Iglesia a Medjugorje. A principios de diciembre vino el arzobispo de Salzburg, monseñor Georg Eder. Un día antes de su partida le pedimos una entrevista. Entre otras cosas, dijo lo siguiente acerca de sus impresiones:

“Sobre los eventos de Medjugorje oí hablar después de poco tiempo de su inicio. En los últimos tiempos, se habla mucho de apariciones y como obispo recibía casi todas las semanas algo sobre apariciones, visiones y revelaciones. Debo reconocer que durante el período de la Yugoslavia comunista venía a descansar con frecuencia a Istria, pero no iba más hacia el sur, aunque podía hacerlo. No había nada que me estimulara suficientemente a hacerlo. Entonces comencé a ponerme cada vez más la pregunta: Por qué estos mensajes tan simples, que se siguen repitiendo? Siempre es un llamado a la oración, al ayuno, a la penitencia, a la oración por la paz. Me dije: Esto debe tener algún significado. Qué hace una madre cuando educa a sus hijos? Eso lo experimenté en mi hogar: ella siempre repite lo mismo: Ya se los he dicho muchas veces! Pero no puedo dejar de decirlo: Oren o hagan esto! María se comporta de manera similar en Medjugorje. Ella siempre habla lo mismo a los niños que ahora son personas adultas. Qué otra cosa debería hacer un sacerdote en su parroquia? El llama siempre a la oración. Juan Pablo II una vez dijo que los sacerdotes deben ser los primeros orantes y deben ser maestros de oración. Eso hace María, la Madre buena. Ella enseña a orar, a decir verdad de un manera simple. Ahora puedo decir verdaderamente que para mí vale la palabra de Cristo como signo de reconocimiento: Por sus frutos los reconocerán!

Mis impresiones sobre este lugar son sorprendentes. Sé que grupos de Salzburg vienen a menudo a Medjugorje, que continuamente están surgiendo grupos de oración, que hay cada vez más personas que dicen: En Medjugorje recibí la vocación! Reflexiono: nosotros perdemos tres cosas que en Medjugorje recibimos de nuevo: penitencia, conversión y vocación. En Austria esperamos en vano estas cosas. La conversión no se menciona más, porque la gente considera que no la necesita, la confesión está muriendo en nuestro país, excepto en los santuarios o en las iglesias de religiosos donde se busca y vive este sacramento, las vocaiones religiosas son cada vez menos. En Medjugorje esto acaece continuamente: confesiones, conversiones y vocaciones religiosas!

Eso es lo que me pregunto: qué debemos hacer, cuando alguien se convierte? A menudo he repetido a los miembros las exigencias del pueblo en cuanto a que no contemplamos la conversión en su programa. somos nosotros los que no necesitamos la confesión?, como dice Jesús en el Evangelio. La conversión se excluye, y la confesión se pierde, las vocaciones religiosas son cada vez menos, y nos preguntamos cómo siquiera mantener los seminarios. Y en Medjugorje se encuentra todo esto. Encontramos precisamente lo que nos falta.

Tengo otro deseo más: que aquí se llegue a la paz entre los franciscanos y el obispo, y que Medjugorje se desarrolle verdaderamente tal como María lo desea. Yo estoy ahora convencido en la autenticidad de Medjugorje. Ya lo creía desde hace mucho tiempo. Solamente quería venir y observar. Cuando los peregrinos me llamaron para que con ellos viniera a Medjugorje, respondí: Yo estoy espiritualmente más cerca de Medjugorje que algunos otros! Mi impresión se confirmó por la simplicidad de los videntes y del programa vespertino. Todo está en el espíritu eclesiástico y de una manera muy, muy simple. Al mismo tiempo también muy devota, con una fe poderosa y sobre todo con una fuerte voluntad de conversión y de verdadera renovación.”