Boletín nº 128 – 20 de Octubre de 1999

La Visita del Obispo de Austria

Después de haber participado el 19 de septiembre en un encuentro de fieles con el Santo Padre en Maribor (Eslovenia), Mons. Georg Eder, arzobispo de Salzburg, Austria, visitó Medjugorje el día 20 de septiembre. En esa ocasión, entre otras cosas, dijo lo siguiente:

“Estoy por segunda vez en Medjugorje, pero no oficialmente ya que un obispo no puede venir en peregrinación de manera oficial a este lugar. He venido a Medjugorje sólo por un día por razones personales. Yo tengo una gran confianza en María de Medjugorje, y yo como obispo tengo muchas cosas que cargo como un peso. En tal caso se acude a un lugar en que se busca y encuentra ayuda. Todo niño inteligente acude a su madre. Sucede que también un obispo necesita ayuda. Al comienzo de este año encontré aquí una gran ayuda y espero que ni en esta oportunidad me iré con las manos vacías.

Lo que aquí está sucediendo no es algo malo ni falso, al contrario es algo bueno. Cuando se reconozca la autenticidad de estos acontecimientos, ¿qué será de aquellos que no creyeron? No hay duda – lo que aquí sucede es bueno. En este lugar acaece lo que en la Iglesia debería haber sucedido: la oración, la Misa, la Confesión, la Adoración, la conversión, los grupos de oración que surgen, las vocaciones que nacen. Todo a la luz de los eventos que María guía y que nos preparan para el nuevo milenio. Aquí suceden muchas cosas que en la Iglesia habíamos olvidado. María nos llama y enseña. Puedo decir para la Iglesia en Austria: muchas cosas hemos olvidado y debemos comenzar nuevamente en base a lo que María está diciendo en Medjugorje.

Desde el inicio de las apariciones han transcurrido 19 años. Aquí hay 6 videntes. Es interesante saber que durante todo ese tiempo han permanecido fieles, nunca han caído en contradicción. Eso es un verdadero milagro. En Lourdes hubo sólo una vidente, en Fátima tres videntes y eso duró poco. Aquí es totalmente diferente, la Virgen no habla sobre lo que ahora sucede. Aquí hubo una guerra terrible. Ahora me doy cuenta de que eso es muy sabio. Si se pusiera a hablar acerca de lo que sucede en el mundo, existiría el gran peligro de que todo se complique. Cuando le pregunté al vidente Ivan porqué la Virgen no habla acerca de los problemas del mundo actual, él respondió simplemente que la Virgen nos habla acerca de lo que hay que hacer, que oremos en las familias y en los grupos de oración; y yo me doy cuenta de que es realmente así. La causa de la guerra y de cualquier otra tribulación reside en nosotros. Cuando la gente encuentra la paz en Dios, entonces pueden dar la paz a los demás. Por eso María tiene toda la razón. Aquí la gente experimenta el gozo, la paz y la felicidad. Yo lo veo. Aunque hay muchas cosas negativas en el mundo, el mejor camino para su curación es indicar lo positivo.

Los mensajes al comienzo, debo reconocerlo, eran muy simples. Nosotros los teólogos somos así. Nos gustaría algo grande, antes me parecían de una simplicidad banal. Así fue hasta mi primera visita. A contar de ese momento los experimento diversamente. Cada noche leo un mensaje. Cuando lo leo por primera vez, me parece nuevamente demasiado simple, y cuando lo leo por segunda vez, me doy cuenta de que de una manera simple se dice justamente lo que necesitamos. A nosotros nos gustan los grandes movimientos, las cosas elevadas, y olvidamos que todo empieza de una manera simple, en el corazón de cada uno de nosotros: primeramente la paz, luego el camino de la santidad, luego el gozo. María es Madre y habla de un modo simple. Muchas veces recuerdo las palabras que mi madre nos decía: ¿Cuántas veces les tengo que decir esto? Mientras lo repetía, ella nos educaba. Así entró en nuestro corazón lo que nuestra madre nos decía. Recuerdo cuando nos advertía que rezáramos, que fuéramos a confesarnos. María en Medjugorje eligió el modo correcto para ayudarnos y le estoy agradecido por todo.

A Medjugorje he venido con mucho mucho gusto por un solo día y debo reconocer que en esta visita he meditado acerca de mí mismo. Gracias a ustedes por todo y que Dios los bendiga en todo lo que hacen.”