Boletín nº 175 – 26 de Junio de 2002

Visita del Obispo de Kenia, Mons. Silas S. Njiru en visita a Medjugorje

Del 6 al 10 de mayo estuvo de visita de manera privada en Medjugorje, Mons. Silas S. Njiru, obispo de Meru, Kenia. Al término de su peregrinación dijo acerca de sus impresiones:

“Medjugorje es verdaderamente conocido mundialmente. Adonde vaya, sea en mi país, en EE.UU. o en Europa, se habla de Medjugorje. El año pasado estuve en Orlando, Florida, y alguien me llevó en automóvil hasta el centro espacial de aquel lugar. Me dijo que había estado varias veces en Medjugorje y me aconsejó que fuera a visitar ese lugar. Le respondí que lo sentía, que no podía, por tres razones principalmente: no tenía tiempo, estaba lejos y no tenía dinero. El me replicó que la Virgen haría un milagro. Este año un misionero de Italia me dijo que iba a Medjugorje. Me preguntó si quería ir con él, yo le respondí como a ese estadounidense: no tenía tiempo, estaba lejos y no tenía dinero. Cuando regresó a casa, me envió una carta en la que me decía: he conseguido el dinero, todo está preparado, solamente abre tu corazón a la Virgen. Por estoy aquí, porque venero a la Bienaventurada Virgen María. Me ha impresionado profundamente la fe de la gente que se percibe en la iglesia. Es una fe firme. Veo especialmente a mucha gente joven. Además, veo que mucha gente viene a confesarse y buscan la reconciliación con Dios. Hoy en día es un verdadero milagro. Hay gente que me ha dicho que durante años no iba a la iglesia, y desde que ha venido a Medjugorje asiste regularmente a misa. Para mí eso es un verdadero milagro. Quien haya estado en este lugar no puede callar, debe hablar y debe distribuir rosarios. Precisamente un hombre me detuvo en un establecimiento comercial y me dio un rosario y un crucifijo. Luego llamó a toda su familia a fin de los bendijera un obispo de Africa, ¡por lo que los bendije a todos! Hablando sinceramente, lo que en este lugar sucede supera incluso las apariciones mismas. También en Africa hay gente que tiene apariciones. Ellas son posibles y están presentes. Yo me hago una pregunta: si Dios permite las apariciones, ¿por qué lo hace si no es para profundizar nuestra fe, para que nos convirtamos? Me siento feliz porque hay apariciones, pero hay que ir más allá. Nuestra fe debe ser renovada, porque si eso no sucede, todo eso no tendría sentido. Si la fe crece, entonces eso está bien.”

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