Boletín nº 79 – 3 de Diciembre de 1997

Visita del Obispo Brasileño

A principios de noviembre de 1997, el santuario de la Reina de la Paz en Medjugorje ha sido visitado por el obispo auxiliar de Brasilia, capital de Brasil, país latinoamericano, monseñor Joao Evangelist Martins Terra. Durante su permanencia ha aceptado gustosamente compartir algo acerca de sus impresiones y experiencias. Damos a conocer esta entrevista en su totalidad.

Press Bulletin: Al inicio nos gustaría darLe nuestra bienvenida a Medjugorje. Díganos algo acerca de su país, de Brasilia, de la cultura de su pueblo, religión, standard …
Obispo Martins: Primeramente me gustaría saludar a todos los lectores. Yo soy el obispo auxiliar de Brasilia y me llamo Juan Evangelist Martins Terra. Brasilia es una ciudad nueva y es la capital de Brasil. Tiene una antigüedad de sólo una treintena de años, y ya tiene 3 millones de habitantes. Brasilia es una ciudad con una gran migración. Aunque el número de sectas en Brasil se halla en aumento, Brasilia es la diócesis que tiene el número más grande de católicos. Tenemos un seminario diocesano con 206 seminaristas y un seminario que pertenece a la orden franciscana con treinta seminaristas, y luego, tenemos un movimiento que se difunde cada vez más en el mundo, el movimiento neocatecúmeno. También es grande el seminario del movimiento neocatecúmeno donde se hallan 76 seminaristas. Para el año siguiente se ordenarán veinte sacerdotes de ese movimiento. Al principio, Brasilia tenía sacerdotes provenientes de todas las órdenes que acudían con el pueblo que emigraba a esta ciudad. Brasil con su enorme superficie se parece más a un continente. Es tan grande com E.E.U.U. y Europa juntos. Existe una mezcla de diversos pueblos y razas: la mayoría son de origen portugués, italiano y de otros pueblos europeos. Tenemos también población de raza negra cuyo origen asciende a los esclavos traídos en el siglo décimosexto, y finalmente, la población aborigen o indios. Todo esto conforma una mezcla de pueblos de los cuales el 80% pertenece a la fe católica. En este último tiempo han empezado a surgir diversas sectas. Son sectas no definidas, con una acentuada discriminación. No hay diferencias entre ellas, sólo tienen diferentes conductores. Yo pienso que este fenómeno no es importante y es pasajero. En contra del surgimiento de estas sectas tenemos un movimiento carismático extraordinario que se llama Renovación en el Espíritu.

He venido a este lugar con 45 miembros de este movimiento. Primeramente, hemos visitado Tierra Santa, hemos estado en Jerusalén, Nazaret y Belén. Hemos orado mucho en esos lugares santos. Después de cada peregrinación a Tierra Santa acudimos a Medjugorje. Aquí en Medjugorje se percibe una devoción especial hacia la Virgen. Los brasileños somos grandes veneradores de la Santísima Virgen, Madre de Cristo. En Brasil existe el santuario de Abresida donde la Virgen ha aparecido y existen muchos santuarios consagrados a Ella.

P.B.: ¿Cuándo se enteró por primera vez de Medjugorje y quién le ha hablado por primera vez de este lugar?
B.M.: Hace quince años oí hablar por primera vez acerca de Medjugorje. En ese tiempo me encontraba en Europa. En Brasil tenemos una catedral militar consagrada a la Reina de la Paz. María Pavlovic y fr. Leonardo Orec visitaron Brasil en 1991. En esa oportunidad, estuvieron presentes en la bendición de la piedra para la catedral mencionada. La radio católica de Brasilia lleva el nombre de Reina de la Paz y tiene el gran mérito de haber dado a conocer a muchos los eventos de Medjugorje.

P.B.: ¿Está usted por primera vez en Medjugorje?
B.M.: Sí, estoy aquí por primera vez e inesperadamente, para mí el estar aquí es como un pequeño milagro.Yo soy profesor de la Biblia y ahora debería estar dando conferencias en Brasil, pero algunas circunstancias inexplicables me han traído aquí. Para mí y para todo nuestro grupo esto ha sido, de alguna manera, una peregrinación milagrosa, una ocasión para orar incansablemente.

P.B.: ¿Cuáles son sus impresiones como creyente, como obispo, como pastor de la Iglesia?
B.M.: He visitado en varias ocasiones Lourdes y Fátima. Me he dado cuenta de que en esos lugares ya todo se ha completado, mientras que aquí todavía están presentes los videntes, se siente una gran presencia de la Virgen. Se percibe que este lugar y su entorno viven para la Virgen. ¿No es así acaso? Toda la aldea vive para la Virgen. Me sorprende este lugar, que no es tan grande como Fátima, la cual ha llegado a ser una ciudad grande. Aquí no es así, todavía se mantiene una simplicidad en torno de la iglesia. Ayer he estado almorzando con los frailes de Medjugorje y me ha impresionado en esos momentos su sencillez, así como también durante la oración y la confesión. He tenido la sensación de encontrarme en las primeras iglesias de Jerusalén. Yo he vivido y trabajado en Jerusalén dos años, como arqueólogo y profesor de la Sagrada Escritura. He trabajado en el desierto de Siria como capellán en una tribú de Levitas. Pienso que todo ese trabajo me ha preparado para que aquí, en este lugar y en este momento, pueda sentir la gran gracia y la bendición de la Virgen.

P.B.: Usted como obispo, pastor de la Iglesia, ¿está enterado de que el obispo local no aprueba estos acontecimientos? ¿Le molesta esto?
B.M.: No, porque existen otros obispos que piensan distinto. Me gustaría mencionar al Arzobispo de Pescara, quién es un gran amigo mío, con el cual cada año acudimos a ejercicios espirituales en San Marino, junto con el padre Gobbi. Cada año se organizan ejercicios espirituales para sacerdotes y obispos en los que participa frecuentemente el arzobispo mencionado. En una ocasión me dijo que le preguntó al Santo Padre acerca de estos acontecimientos: “Santo Padre, ¿qué hacer con los creyentes de mi diócesis de Pescara que peregrinan frecuentemente a Medjugorje?, “¿Qué hacen ellos?” – preguntó el Santo Padre. “Oran y se confiesan.” “¿Acaso esto no es bueno?” respondió el Santo Padre. Yo he trabajado años con el Santo Padre y el cardenal Ratzinger. El cardenal Ratzinger es una persona maravillosa, lleno de espíritu y muy simpático. A veces he oído decir que él es una persona estricta y seria, pero yo pienso que él es una persona que tiene un gran corazón. En una ocasión le pregunté que piensa de este movimiento. Me respondió que el árbol se conoce por sus frutos y que los buenos frutos son un signo de la presencia de Dios.

P.B.: ¿El cardenal Ratzinger le ha dicho todo eso?
B.M.: Sí.

P.B.: ¿Se refería a Medjugorje?
B.M.: Sí. Se refería a Medjugorje y al padre Gobbi, a ambos movimientos.

P.B.: Cuando usted regrese a Brasil, ¿qué les va a decir a sus feligreses como obispo, pastor de la Iglesia?
B.M.: En Brasil tenemos organizadas peregrinaciones a Medjugorje y a otros santuarios. Las peregrinaciones más numerosas son las de Medjugorje, esto me ha parecido muy interesante y es por eso que he venido a agradecer a la Virgen por este hermoso don. Yo considero que con esta venida he alegrado a un gran número de feligreses de nuestra diócesis.

P.B.: ¿Les brindará su apoyo cuando éstos decidan venir a Medjugorje?
B.M.: Naturalmente. Entre otras cosas, en Brasil tenemos publicaciones semanales en las que aparecen las noticias más recientes de Medjugorje. Estas publicaciones son gratis, por lo que el número de lectores es aún mucho mayor.

P.B.: Finalmente, ¿qué nos diría a nosotros, los habitantes de este lugar, que diariamente vivimos y trabajamos con los peregrinos?¿Cuál es su mensaje para todos los parroquianos de Medjugorje?
B.M.: Habitualmente se dice que nadie es profeta en su tierra. Mucha gente acude a este lugar para orar, entonces, yo me pregunto: ¿viven de manera similar los habitantes de este lugar? Vuelvo a preguntarme si acaso los jóvenes de Medjugorje están conscientes de la enorme cantidad de gracia aquí presente. ¿Pueden ellos asumir toda esta responsabilidad y testimoniar una fe poderosa que les ha sido dada por Dios? La responsabilidad no está sólo en los sacerdotes, sino también en todos los parroquianos que se han consagrado a la Virgen. Esto deberían tenerlo siempre presente los habitantes de Medjugorje.

P.B.: Concluyendo, nos gustaría darLe nuestros agradecimientos y aprovechamos esta oportunidad para encomendarnos a Sus oraciones. En nombre de todos los lectores prometemos rezar por Usted y por todos los peregrinos que acuden a este lugar.
B.M.: También para mí ha sido una gran placer haber compartido con todos ustedes, y lamentablemente, hoy día, después del mediodía debemos regresar a Brasil.