Entrevista a Quique Ballbé

Cita en Medjugorje

Son las seis de la mañana. El sol empieza a despuntar y los jóvenes se desperezan. Anoche se acostaron tarde y tuvieron una jornada muy intensa. Pero quieren más. Han venido desde países muy lejanos para encontrarse con sus coetáneos en un Festival Internacional.

 

 

(Jesús García. Semanario ALBA). Aquí no hay botellón, ni Policía, ni afters. Pero están viviendo una experiencia que les está cambiando, que desconocían, que no saben cómo, a base de rezar y oír hablar de Cristo, les está llenando de alegría. Cogen la gorra, las sandalias, una botella de agua y, rosario en mano, se dirigen a la explanada de la parroquia. Es el Festival de Jóvenes de Medjugorje.

Hace veinte años, a un fraile de la parroquia de Medjugorje se le ocurrió la idea de convocar durante una semana del verano a los jóvenes de la aldea y celebrar un encuentro festivo y testimonial en torno a la fe. Era 1990 y no se reunieron más que un puñado de frailes y una treintena de chavales. Nadie hubiese dado un duro por que aquella experiencia fructificase.

El año pasado, en 2009, se celebró la vigésima edición en la que participaron unos cincuenta mil peregrinos de más de setenta nacionalidades diferentes. En la edición de 2010, que comienza el 1 de agosto, participarán unos dos mil españoles. Jesús Pascual, un arquitecto de Madrid de treinta y tres años, es uno de ellos. “Hace dos años participé con una ONG americana en un campo de trabajo aquí, en Bosnia y Herzegovina. Conocí entonces el Festival de Medjugorje, y allí, la alegría de conocer la Verdad”.

Jesús se dedica al mundo de la cooperación internacional y aquella experiencia le marcó de tal manera que el año pasado dedicó sus vacaciones a organizar un viaje al Festival. La experiencia fue dura: noventa personas y en autobús desde Madrid, pero valió tanto la pena que este año se ha embarcado en la organización de otro viaje al que ya se han apuntado ciento veinte peregrinos de muy diferentes puntos de España. “Lo hago por la lógica de compartir aquello que te ha hecho bien, y porque es un camino que me ha puesto Dios para evangelizar. Cuando conocí aquello, pensé: aquí hay que traer a jóvenes de España”.

A flor de piel

Quique Ballbé tiene veintinueve años. Es licenciado en Empresariales y viajó desde Barcelona al Festival el año pasado. Para él, que viene de una familia tradicional católica, una de las cosas que le gustan del Festival de Medjugorje es que es una magnífica oportunidad para conocer la inmensidad y la belleza de la Iglesia: “Medjugorje aglutina todos los carismas y caminos dentro de la Iglesia. A veces nos encerramos en lo que hemos conocido y miramos con recelo otras maneras de vivir la fe que nos son desconocidas. Por ello, cualquier estancia en Medjugorje es una oportunidad única para ‘abrir miras’, darnos cuenta de que todos vamos en la misma dirección, y estas diferencias no separan, sino que enriquecen”.

Una de las cosas que todos los peregrinos cuentan del Festival es que aquello no es una reunión de jóvenes aburridos con cara de santurrones, sino una reunión de gente de muy diferentes orígenes, con inquietudes a flor de piel que no tienen por qué estar cerca de la Iglesia, como explica Quique: “Es el sitio ideal para llevar a cualquier amigo que no quiera acompañarnos a ninguna actividad de tipo religioso. Por un lado, viajar a Bosnia siempre es llamativo, y en el plano eclesial, esto es ‘tierra de nadie’: cuando a uno le preguntan quién organiza esto, no se contesta el Opus Dei, el Camino Neocatecumenal o ningún otro movimiento. Es sencillamente una parroquia que propone todo aquello que debería ofrecer una parroquia: Santa Misa, adoración al Santísimo, rosario…, y además, ofrece una serie de actividades culturales como conferencias y testimonios que, para personas mínimamente inquietas, resulta atractivo”.

Alegría contagiosa

Para Quique, organizar esta peregrinación “no es cómodo ni fácil”. Apuesta su dinero a la compañía aérea sin tener los peregrinos, allá por el invierno, pero le compensa: “Medjugorje supuso un antes y un después en mi vida, un cambio radical. Siento, por tanto, el deber de agradecimiento de llevar a cuanta más gente sea posible a los pies de la Gospa, para que haga con ellos el milagro que hizo conmigo en su día”.

Sobre qué vio allí para pegar ese cambio, lo tiene claro: “La fe es algo que allí se puede tocar, palpar… y uno no puede sino quedar rendido ante la imponente experiencia de ver a tantos jóvenes en silencio, adorando al Santísimo Sacramento, o ver que allí se pueden confesar unas siete mil personas al día. Si bien siempre impacta, entre gente joven todavía más. En el Festival la pregunta es inevitable: “Y yo, ¿creo de verdad? ¿Vivo de cara a Dios, con todas sus consecuencias?”.

En Valencia, un par de amigos se han puesto de acuerda para llevar a cien peregrinos cada uno. Llevan cinco meses organizándolo y aún les quedan treinta plazas libres para cubrir las doscientas. Álex, un chico rumano que se gana la vida como camarero, visitó el Festival en 1998, cuando en España aún era muy desconocido todo aquello: “Me pregunté si lo que estaba viendo ante mí era real o si estaba soñando. Me contagié en el primer minuto de la alegría de aquellos jóvenes. No me imaginaba una Iglesia así, y menos aún llena de tantos jóvenes entusiastas por Jesús y María, por la Eucaristía, por la alegría del Evangelio. Y la verdad, no me imaginaba que yo pudiera rezar tanto sin aburrirme”.

Álex explica con una traviesa sonrisa que él no organiza una peregrinación, sino que “los estoy guiando a una trampa. Nunca volverán a ser los mismos, pero ellos aún no lo saben. Quiero que se contagien del entusiasmo y de la fuerza que se respira durante el Festival y quiero que vean que lo de la Confesión sí que va en serio. Quiero que experimenten lo mucho que les quiere Jesús y María”.

Sobre qué pueden decir que se van a encontrar allí los jóvenes, no dan muchas pistas: “Tienen que venir, verlo con sus propios ojos, tocarlo con sus manos. Que nadie se lo cuente porque perderá autenticidad. Ésta es su experiencia, no la de los demás”.

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