La vidente de Medjugorje Ivanka… testigo de Nuestra Señora

Esta pequeña charla de la vidente Ivanka fue dada en Medjugorje el 1 de agosto de 2009 y traducida simultáneamente a seis idiomas desde el croata.

Ivanka raramente da charlas a los peregrinos y vive una discreta, casi privada vida personal, cerca del pueblo de Medjugorje.

Ella fue la primera de los seis videntes en ver a Nuestra Señora al principio de las apariciones en junio de 1981.

Lleva casada 22 años y tiene cuatro niños.

Me gustaría saludarles a todos con el más hermoso de los saludos: Alabados sean Jesús y María. Estoy muy contenta de estar aquí con ustedes y aun más contenta de que ustedes estén preparados para escuchar el mensaje de Nuestra Señora.

Desde hace 28 años he estado haciendo a Dios la misma pregunta: “¿Por qué me escogiste?” Sé que me fue dada una gran gracia y también sé que al mismo tiempo me fue dada una gran responsabilidad.

He aceptado esto como un regalo pero al mismo tiempo le he pedido siempre a Dios que me de la fuerza para cumplir toda la misión que Él tiene para mi.

Yo vivía con mi familia en Mostar en aquel tiempo y como siempre, después del colegio, solía venir a Medjugorje. Esto es lo que sucedió el día 24 de junio de 1981 cuando vi a Nuestra Señora por primera vez.

Ese día, como cada día, estaba fuera del pueblo con Mirjana y estábamos esperando a que vinieran otros amigos. No sé cuanto tiempo estuvimos esperando pero nos cansamos y empezamos a caminar hacia las casas.

Mientras estábamos caminando hacia el pueblo fui realmente forzada por algo a mirar hacia la colina y entonces vi a Nuestra Señora. Le dije a Mirjana, “Mirjana, veo a Nuestra Señora en la colina”, pero Mirjana dijo, “No me digas estas tonterías”.

Seguí a Mirjana que estaba caminando de vuelta al pueblo y entonces nos encontramos con Milka, la hermana de la vidente Marija. Milka vió que me pasaba algo y me preguntó qué ocurría; yo les dije a las chicas que volvieran conmigo, que había visto a Nuestra Señora. Volvimos y entonces las tres vimos a Nuestra Señora. Vicka también vino con nosotras y luego los dos chicos, los dos Ivan. La aparición seguía llamándonos pero ninguno de nosotros se atrevía a escalar la colina.

Nuestra Señora estaba a cuatrocientos o quinientos metros de nosotros. Ella seguía llamándonos y las emociones que sentíamos en nuestro corazón eran enormes. Teníamos todo tipo de sentimientos en nuestro corazón y ninguno de nosotros nos atrevíamos a acercarnos a ella.

Ninguno de las personas a las que dijimos aquella tarde que habíamos visto a Nuestra Señora nos creyó. Nos decían que no dijéramos tales cosas. Aquella fue la noche más larga de mi vida. Sólo tenía 15 años y me pregunté toda la noche si lo que había visto era verdad o no.

Al día siguiente y a la misma hora volvimos juntos a la colina de las apariciones. Antes de ver a Nuestra Señora vimos la luz, tres veces, y cuando finalmente vino Ella, no puedo describir el momento del encuentro con Nuestra Señora de tanto amor que sentíamos, tanta seguridad y tanta felicidad en nuestros corazones.

Cuando llegamos a Ella, vimos a una persona hermosísima, quizás de 19 o 20 años. Tenía una corona de estrellas, velo blanco, un vestido de color gris y estaba de pie sobre una nube. Tenía unos preciosos ojos azules y pelo largo negro.

Yo sabía que era la Bendita Madre. Dos meses antes de aquel día mi madre había muerto. Como yo sabía en mi corazón que ésta era la Bienaventurada Virgen María le pregunté, “Madre, ¿donde está mi madre?”. Y Ella me dijo, “No te preocupes, mi niña, tu madre está conmigo”.

Nuestra Señora nos dijo: “No os preocupéis. Yo rezaré con vosotros siempre. Vendré otra vez mañana.

La noticia corrió muy deprisa y el tercer día la gente empezó a seguirnos porque vieron que algo estaba ocurriendo en nosotros; así que nos dieron agua bendita para bendecir la aparición. Ese día cuando Nuestra Señora vino, Vicka la bendijo y dijo: “Si vienes de Dios, quédate. Pero si no vienes de Dios, por favor déjanos.” Y entonces Nuestra Señora nos sonrió y dijo: “ Yo soy la Bienaventurada Virgen María, Reina de la Paz”.

Ese día Nuestra Señora nos dio el primer mensaje público, que fue el mensaje de paz. A medida que pasaban los días, Nuestra Señora nos pidió que nos convirtiésemos, ayunáramos, hiciéramos penitencia, rezáramos, nos confesáramos y asistiésemos a la Santa Misa. Estos son los principales mensajes de Nuestra Señora de Medjugorje.

Desde 1981 hasta 1985 tuve las apariciones diariamente. Durante ese periodo Nuestra Señora me dictó su biografía. Lo escribí todo. También me contó el futuro del mundo y el futuro de la Iglesia. Cuando tenga el permiso de Nuestra Señora, lo publicaré.

El 7 de mayo de 1985 tuve la última aparición diaria y fue la aparición más larga que he tenido nunca porque Nuestra Señora estuvo conmigo una hora.

Ese día Nuestra Señora me dio el último y décimo secreto y me dijo que no tendría más apariciones diarias, pero me prometió que se me iba a aparecer una vez al año cada 25 de junio.

Desde 1985 hasta hoy he tenido una aparición anual cada 25 de junio. Pero en esa última aparición diaria me fue dado el mejor regalo, no solo para mí sino para el mundo entero. Y como cada ser humano se pregunta si hay vida después de esta vida en la tierra, yo estoy hoy ante vosotros y ante el mundo entero y puedo fácilmente responder a esta pregunta. Sí, hay vida después de esta vida, porque Dios y Nuestra Señora me dieron la gran gracia de poder ver durante esa aparición a mi madre muerta que me dijo: “Mi querida hija, estoy orgullosa de ti”.

Durante 28 años Nuestra Señora nos ha ido diciendo qué camino necesitamos tomar en nuestra vida. Ella nos está mostrando la ruta y nosotros tenemos que decidir qué camino vamos a coger en nuestra vida.

Nuestra Señora nos ha dado una misión diferente a cada uno de nosotros, los videntes. Mi misión es rezar por las familias. Así que yo cada día rezo por las familias.

La última aparición que tuve este año el 25 de junio duró diez minutos y Nuestra Señora me habló del décimo secreto y me aconsejó que todos nosotros nos convirtamos en apóstoles de la paz y recemos por la paz. Nuestra Señora acabó el mensaje diciendo: “Paz, paz, paz.”

Seamos recordados en oración. Recemos los unos por los otros. Nuestra Señora quiere que estemos en paz, que no tengamos miedo, que sepamos que ella está ahí para nosotros todo el tiempo.

Finalmente, cuando os vayáis de Medjugorje me gustaría que os llevarais paz y amor desde Medjugorje a vuestras casas y a vuestro país. Gracias por todo.

Fuente: https://crownofstars.blogspot.com