Mensaje del 10 de Octubre de 1985

Queridos hijos, hoy también quiero invitarlos a que vivan los mensajes en la parroquia. Quiero invitar particularmente a los jóvenes de esta parroquia que me es tan querida. Queridos hijos, si viven los mensajes vivirán también la semilla de la santidad. Como su Madre, deseo llamarlos a todos a la santidad para que puedan transmitirla a los otros. Ustedes son un espejo para los demás. Gracias por haber respondido a mi llamado.