Mensaje del 18 de Diciembre de 1986

Queridos hijos, hoy deseo invitarlos nuevamente a la oración. Cuando ustedes oran son muchos más bellos, son como las flores que después de la nieve muestran toda su belleza y cuyos colores se vuelven indescriptibles. Así también ustedes, queridos hijos, después de la oración muestran a Dios esa belleza para ser amados por Él. Por eso, hijitos, oren y abran sus corazones al Señor para que Él haga de ustedes una flor bella y armoniosa para el Paraíso. Gracias por haber respondido a mi llamado.