Mensaje del 2 de Febrero de 2011

“Queridos hijos, os reunís en torno a mí, buscáis vuestro camino, buscáis, buscáis la verdad, pero olvidáis la cosa más importante: olvidáis orar correctamente. Vuestros labios pronuncian innumerables palabras, sin embargo vuestro espíritu no experimenta nada. Deambulando en las tinieblas, también imagináis a Dios mismo según vuestro modo de pensar y no como Él es en realidad en Su Amor. Queridos hijos, la verdadera oración proviene de la profundidad de vuestro corazón, de vuestro sufrimiento, de vuestro gozo, de vuestra petición por el perdón de los pecados. Este es el camino para el conocimiento del verdadero Dios y con ello mismo, también de vosotros mismos, porque habéis sido creados a Su imagen. La oración os conducirá a la realización de mi deseo, de mi misión aquí con vosotros: la unidad en la familia de Dios. ¡Gracias!”

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