Mensaje del 20 de Junio de 1985

Queridos hijos, para esta fiesta quiero decirles que abran sus corazones al Señor de todos los corazones. Entréguenme todos sus sentimientos y todos sus problemas. Quiero consolarlos en las pruebas. Deseo llenarlos con la paz, el gozo y el amor de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado.