Mensaje del 25 de Abril de 1998

Queridos hijos, hoy los invito a abrirse a Dios a través de la oración, como una flor se abre a los rayos matinales del sol. Hijitos, no teman. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Dios por cada uno para que sus corazones acepten el don de la conversión. Hijitos, únicamente así comprenderán la importancia de la gracia en estos tiempos y Dios estará más cerca de ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.