Mensaje del 25 de Agosto de 1997

Queridos hijos, Dios me concede este tiempo cual don para ustedes, para que pueda instruirlos y conducirlos por el camino de la salvación. Ahora, hijos queridos, ustedes no comprenden esta gracia pero pronto ha de venir el momento en el que añorarán estos mensajes. Por eso, hijitos, vivan todas las palabras que les he dado en este período de gracia y hagan revivir la oración hasta que ella se vuelva alegría. Invito de manera particular a todos los que se han consagrado a mi Corazón Inmaculado a que sean ejemplo para los otros. Invito a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas a rezar el Rosario y a enseñar a los otros a orar. Hijitos, el Rosario es particularmente importante para mí. Por medio del Rosario es que ustedes me abren sus corazones y yo puedo ayudarlos. Gracias por haber respondido a mi llamado.