Mensaje del 25 de Agosto de 1998

¡Queridos hijos! Hoy los invito a estar aún más cerca mío por medio de la oración. Hijitos, soy su Madre, los amo y deseo que cada uno de ustedes se salve y esté conmigo en el Cielo. Por esto, hijos queridos, oren, oren, oren hasta que sus vidas se vuelvan oración. Gracias por haber respondido a mi llamado.