Mensaje del 25 de Diciembre de 2000

Queridos hijos, hoy -cuando Dios me ha concedido estar con ustedes con el Pequeño Jesús en brazos- me regocijo con ustedes y doy gracias a Dios por todo lo que ha hecho en este año jubilar. Doy gracias a Dios especialmente por todas las vocaciones de aquellos que han dicho “sí” a Dios en plenitud. A todos los bendigo con mi bendición y la bendición de Jesús recién nacido. Oro por todos ustedes para que nazca la alegría en sus corazones y para que también en alegría lleven ustedes la alegría que yo tengo hoy. En este Niño les traigo al Salvador de sus corazones y a Aquél que los invita a la santidad de la vida. Gracias por haber respondido a mi llamado.