Mensaje del 25 de Julio de 1999

Queridos hijos, hoy también me regocijo con ustedes y los invito a todos a la oración del corazón. Hijitos, los invito a que todos, aquí conmigo, agradezcamos a Dios por las gracias que les da a través mío. Deseo que comprendan que quiero crear aquí, no sólo un lugar de oración, sino también de encuentro de corazones. Deseo que mi corazón, el de Jesús y sus corazones se fundan en un único corazón de amor y de paz. Por eso, hijitos, oren y alégrense por todo lo que Dios hace aquí, a pesar de que Satanás provoca pleitos e intranquilidad. Yo estoy con ustedes y los conduzco a todos por el camino del amor. Gracias por haber respondido a mi llamado.