Mensaje del 25 de Marzo de 1994

“¡Queridos hijos! Hoy me regocijo con ustedes y los invito a abrirse a Mí y a convertirse, en mis manos, en un instrumento para la paz del mundo. Yo deseo, hijitos, que todos ustedes, los que han sentido el aroma de la santidad a través de estos mensajes que les estoy dando, que lo lleven a este mundo hambriento de Dios y del amor de Dios. Les agradezco a todos que hayan respondido en tal cantidad y los bendigo a todos con mi bendición maternal. Gracias por haber respondido a mi llamado!”