Mensaje del 25 de mayo de 2014

“¡Queridos hijos!, orad y sed conscientes de que vosotros sin Dios sois polvo. Por lo tanto, dirigid vuestros pensamientos y vuestro corazón a Dios y a la oración. Confiad en Su amor. En el Espíritu de Dios, hijos míos, estáis todos vosotros invitados a ser testigos. Vosotros sois preciosos y yo os invito, hijos míos, a la santidad, a la vida eterna. Por lo tanto, sed consientes de que esta vida es pasajera. Yo os amo y os invito a una vida nueva de conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”