Mensaje del 25 de Noviembre de 1997

Queridos hijos, hoy los invito a que comprendan su vocación cristiana. Hijos queridos, los conduje y los estoy conduciendo a través de este tiempo de gracia para que se vuelvan conscientes de su vocación cristiana. Los santos mártires morían dando testimonio: “soy cristiano y amo a Dios por sobre todas las cosas”. Hijitos, hoy también los invito a regocijarse y a ser cristianos llenos de gozo, responsables y conscientes de que Dios los llamó de un modo especial para que, llenos de alegría, sean las manos extendidas hacia aquellos que no creen y para que, a través del ejemplo de sus vidas, ellos puedan recibir la fe y el amor de Dios. Por eso, oren, oren, oren para que sus corazones puedan abrirse y ser sensibles a la Palabra de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado.