Mensaje del 25 de Octubre de 1997

Queridos hijos, hoy también estoy con ustedes y a todos los invito a renovarse viviendo mis mensajes. Hijitos, que para ustedes la oración sea la vida y sean ejemplo para los demás. Deseo, hijitos, que se vuelvan portadores de la paz y de la alegría de Dios en el mundo de hoy que no tiene paz. Por eso, hijitos, ¡oren, oren, oren! Estoy con ustedes y los bendigo con mi paz maternal. Gracias por haber respondido a mi llamado.