Mensaje del 25 de Octubre de 2004

“¡Queridos hijos! Este es un tiempo de gracia para la familia y por eso los invito a renovar la oración. Que Jesús esté en el corazón de vuestra familia. Aprendan, en la oración, a amar todo lo que es santo. Imiten la vida de los santos, que ellos sean para ustedes un incentivo y maestros en el camino de la santidad. Que cada familia se convierta en testigo del amor en este mundo sin oración ni paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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