Mensaje del 27 de Marzo de 1986

Queridos hijos, deseo agradecerles todos sus sacrificios e invitarlos a un sacrificio más grande, el sacrificio del amor. Sin amor no pueden aceptarme, ni a mí ni a mi Hijo. Sin amor no pueden transmitir sus experiencias a los demás. Por eso, queridos hijos, los invito a que comiencen a vivir el amor en sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado.