Mensaje del 29 de Mayo de 1986

Queridos hijos, hoy los invito a que vivan en sus vidas el amor a Dios y al prójimo. Ustedes, queridos hijos, no pueden hacer nada sin amor. Por eso, hijitos, los invito a que vivan el amor mutuo. Sólo así podrán amarme y aceptarme y amar y aceptar a todos los que vengan a su parroquia. Todos recibirán mi amor a través de ustedes. Por eso, queridos hijos, les ruego que comiencen hoy mismo a amar con el fervor con que yo los amo. Gracias por haber respondido a mi llamado.