Mensaje del 4 de Diciembre de 1986

Queridos hijos, hoy también los invito a preparar sus corazones para estos días en que el Señor desea purificarlos particularmente de todos los pecados de su pasado. Ustedes, hijitos, no pueden hacerlo por sí mismos, es por eso que yo estoy aquí para ayudarlos. Oren, queridos hijos, sólo así podrán conocer todo el mal que hay en ustedes y ofrecerlo al Señor a fin de que Él pueda purificar totalmente sus corazones. Por eso, queridos hijos, oren sin cesar y preparen sus corazones con la penitencia y el ayuno. Gracias por haber respondido a mi llamado.