1/7/2019 – La noche que pasé con mi padre

Mi padre es un señor y hoy duermo a su lado tratando de recordar cuándo recibió la extrema unción, si el lunes tras la larga operación o el martes el día después de la segunda.

Duerme a mi lado, respira. Siempre ha tenido esa fuerza en su mirada profunda…recuerdo que de pequeña una sola mirada bastaba para cuadrarme ante su imponente y gallarda figura.

Siempre he sentido una gran devoción por mi padre…sin lugar a dudas es mi persona favorita del mundo.

No me sorprende en absoluto la enorme cantidad de amigos que se interesan por él y que han venido a verle “quien siembra recoge” me ha recordado después.

Este regalo del que ahora disfruto viene de la mano de la Virgen de la Paz que me dio su mano durante la segunda operación de mi padre el lunes 17 de diciembre de 2018.

Hoy ya es el día de Reyes del año siguiente y no nos suelta… gracias, gracias, gracias.

Gracias Virgen bonita

Dame tu mano y guíame

Para dar testimonio fiel

De tu gracia infinita.

(AEP)

“Hemos recurrido a tu protección, no rechaces nuestras oraciones” (Juan Pablo II)

La Virgen de la Paz se manifestó aquí el 17 de diciembre de 2018, abrazó a mi padre, a mi familia y a todos los que con su corazón oran, intercediendo por él ante Dios Nuestro Señor Misericordioso.

Mi padre fue operado en este hospital de la Virgen de la Victoria de una disección de aorta el día 16 de diciembre de 2018. (Hospital Virgen de la Victoria de Málaga)

Gracias Amada Virgen de la Paz por manifestarte e interceder por mi padre ante nuestro Señor.

“Jesús en Ti confío”

Señor, ayúdame a cambiar para cambiar el mundo

Necesito renovar el corazón, la mirada, mis modos de hacer,

Para no terminar en un museo

Y no sólo es renovar lo viejo,

Es permitir que el Espíritu Santo cree algo nuevo.

Señor vacíame de mis esquemas para hacer sitio a tu Espíritu

Y dejar que sea Él quien haga nuevas todas las cosas.

Él nos envía, nos acompaña, nos inspira.

Él es el autor de la misión y no quiero domesticarlo ni enjaularlo.

Haz que no tenga miedo de la novedad que viene de Ti.

Señor Crucificado y Resucitado

Que mi misión sea comunicar tu Vida, tu Misericordia, tu Santidad.

Enséñame a Amar como Tú, para cambiar el mundo. “Oración del Domund 2018”

I

Vinimos hace tres sábados a la inauguración de la clínica de mi hermana, pediatra especializada en cardiología y neonatología, formada en Alemania y felizmente regresada a su patria.

Todo fue bien y papá disfrutó con toda la familia. Un renombrado tenor dedicó «Granada» y fue éste uno de los momentos más emocionantes del evento que coincidía con el cumpleaños de mi madre.

Al terminar nos fuimos a celebrarlo al restaurante favorito de papá.

No llegamos al hotel demasiado tarde, mamá volvió de estar con sus “nietesillos”, nos despedimos en el hall, debí darle un abrazo pero no me acerqué y no lo hice.

Tampoco le di importancia en ese momento…pero sí a la mañana siguiente mis hermanas me despertaban pidiendo una ambulancia para papá.

Mi corazón en ese instante echó de menos aquel abrazo.

Y así comienza una Navidad en el Hospital Virgen de la Victoria de Málaga.

II

Mi padre es un hombre de campo “La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”.

Mi padre es un hombre sincero, alegre, presumido, cada día se engalana como si fuera el último, da lo mejor de sí mismo y su entrega a la VIDA es digna de imitar.

La disección de aorta de la que se recupera de la mano amable de nuestra Virgen María Reina de la Paz le ha envejecido de golpe unos años, si bien, no tengo ninguna duda de que se recuperará gracias a su tesón y fuerza espiritual.

Ha sufrido mucho en el hospital, ha sido un calvario, un vía crucis que le ha acercado más si cabe a Dios.

Reza con una Fe, con una capacidad que enamora y está superando cada prueba con una entereza que sólo puede venir de Dios.

Ni siquiera en el hospital desatiende su aspecto, se engalana, se peina y asea pese al esfuerzo que ahora mismo le supone.

Su actitud es total.

III

“Queridos hijos, los invito a la conversión individual, este tiempo es para ustedes! Sin ustedes, el Señor no puede realizar lo que quiere. Queridos hijos, crezcan cada día a través de la oración para estar más cerca de Dios”

Te regalo el arma contra tu Goliat

Aquí están tus cinco piedritas: La oración con el corazón, la Eucaristía, la Biblia, el Ayuno, la confesión mensual.

“Si supieras cuánto te Amo, llorarías de gozo”

…y hoy, 4 de febrero de 2019, así ha sido… buenísimas noticias… gracias, gracias, gracias.

Lloro de gozo, de emoción y de arrepentimiento pues siento que no estoy a la altura de semejante regalo. Me pongo en tus manos Señora, perdóname. Hay dudas, no hay tiempo, rezo María para ser fiel instrumento pese a mis tropiezos y torpezas.

Sólo puedo rezar el Ángelus…

Emocionada.

IV

Lo cierto es que es la primera vez que he rezado de VERDAD, con el CORAZÓN, en toda mi vida fue el 17 de diciembre de 2018 en la capilla del hospital donde mi padre era intervenido por segunda vez (la primera fue mi madre quien rezaba) por una complicación de su cirugía de urgencias, siete horas de quirófano, por una disección de aorta totalmente inesperada, que irrumpió en nuestras vidas sin previo aviso, como imagino suceden estas cosas, tocando el corazón de cada uno de los miembros de nuestra preciosa familia de un modo u otro.

El mío dolía, mucho, mi primera reacción fue desastrosa, no entendía, tenía miedo, arrepentida lloraba, negaba y me enfadaba por no haber dado ese abrazo, por no haber estado más presente, por no escuchar más, más atentamente, “papá sal de ahí” es todo lo que alcanzaba a decir, egoísta como siempre, ahora he aprendido que rezar es CONFIAR y en esa confianza SÍ estaba mi madre “que sea lo mejor para él” decía, y yo no lo entendí hasta algún tiempo después.

V

Durante la primera operación mi madre estuvo rezando en la capilla sin descanso, cuando de madrugada nos informó el cirujano de que todo había ido bien aún no podíamos creer lo que sucedía.

Al día siguiente nos informaron de una complicación, y que había que reintervenir a papá, y bueno yo convencida de lo bien que reza mamá le pedí que fuera a “su sitio”, a “su sitio” a rezar dado lo bien que fue el día anterior.

La acompañé, creo que en ese momento con la única intención de garantizar que mi madre rezaba, como si fuese algo que se puede delegar.

Pero de repente todo ese orden que yo había establecido para mi tranquilidad se ve interrumpido, los hermanos de mi madre llegan a la capilla y mi madre sale como es natural a atenderles. En ese instante la desesperación inunda mi corazón, mi mente se acelera, solo acierto a rezar padrenuestros y avemarías inconexos sin ton ni son mientras pido a la Virgen porque mi madre vuelva, ella es la que reza, ella es la que sabe, fue la que ayer salvó a papá, yo no Madre, no sé rezar, no sirvo aquí, ayúdanos Madre, guía la mano de su cirujano para que acierte, que todo vaya bien, papá vuelve, el recuerdo espantoso de ese abrazo que no di…caos, miedo, desastre total.

Inmersa en ese desastre observo que dos mujeres entran y vuelven a salir.

VI

Yo sigo ahí sentada en la capilla, enfadada, triste, desesperada, cuando vuelven a entrar.

Esta vez dejan unas flores y ponen una Virgen al pie del Sagrario, y para mi sorpresa se dirigen a mí.

«Te importa que recemos?»

¿Si me importa?, mi corazón se paró de golpe, no podía ser, yo rezaba pidiendo perdón por no saber rezar y ellas venían a rezar.

No, para nada, no me importa estaba rezando precisamente por eso.

«¿Qué te pasa?»

Mi padre está en quirófano.

«¿Cómo se llama tu padre?»

Francisco Estella

«No te preocupes vamos a rezar por él este Rosario…» Gracias, gracias, gracias.

Y empezamos a rezar, en ese momento yo no las conocía, fue luego, María rezaba el libro y Teresa la acompañaba.

Rezaban tan bonito, cada palabra que decían resonaba en mi corazón como si estuviera escrita para mí en ese momento.

Mi corazón por fin empezó a sentir PAZ, éste fue mi primer regalo.

VII

Mientras me unía a su rezo llegó más gente, mi madre, mi tía, mis hermanas, dos chicas más y ahí estaba acompañada en ese Rezo Precioso que ofrecí por mi padre con todo mi corazón.

Alguien bajó a avisarnos de que la operación había terminado y nos tenían que informar.

(Mamá qué bonito, tengo que conseguir ese libro)

De nuevo un éxito, sus dos cirujanos, muy jóvenes, contentos, todo ha ido bien…gracias, gracias, gracias.

Tras recibir la noticia bajamos de nuevo a la capilla, no todo va a ser pedir, a dar gracias y allí seguían rezando ese Precioso Rosario que yo no conocía y que luego he rezado tanto, el Rosario de la Paz.

Finalizamos el rezo todos juntos y entonces sucede algo totalmente inesperado.

VIII

María se acerca y me dice: “he sentido que tenía que darte el libro”, me quedo sin palabras, en seguida otra me da un rosario, es rojo con la palabra Medjugorje escrita en la cruz, otra de las chicas del grupo de oración, el ejército de la Virgen las llamé yo, me dió una estampa con la Virgen de Medjugorje tan bonita y Teresa se quita su pulsera y me la pone en la mano derecha que no me quité nunca y que va conmigo siempre, es un Rosario.

Parce que no tiene importancia ¿una casualidad, tal vez? pero para mí significó tanto, me dieron las herramientas para afrontar la situación de mi padre con una fuerza de oración que jamás había tenido, y no pude dejar de rezar ni un solo momento desde ese día, con Fe, con alegría, con esperanza, con esa PAZ que transformó mi desesperación en la confianza total y absoluta de que la Virgen de la Paz había venido a salvar a mi padre como ha sido, gracias, gracias, gracias.

A mí, por supuesto también, aunque no alcanzo a entender tantas cosas, sé que está conmigo.

IX

Cada día íbamos al hospital, las visitas en la Unidad de Recuperación son tres, a las nueve, a la una el médico informa y a las ocho.

No podíamos salir de allí queríamos que sintiera nuestro apoyo TODO, sobre todo al principio.

Subía a la visita, bajaba a la capilla a rezar, las oraciones surgían del libro y en cada caso era oportuno al momento que vivíamos.

Llenaba mi corazón de esperanza. Misa diaria a las once.

Tres sacerdotes acompañaban.

Don Carlos Paz dio la extremaunción a papá, también él estuvo cerquita de Dios el verano pasado.

Su alegría, sus palabras, su PAZ, solo pueden venir de Dios, gracias, gracias, gracias por su atención a mi padre.

Confesión también, Rosario a diario, «cerca de Dios se lleva con otra PAZ la enfermedad de mi padre» decía yo a quién me preguntaba.

X

Desde el primer momento sentí que la Virgen quiere que recemos dando testimonio, que seamos alegres y que confiemos en su Hijo, que demos ejemplo a los demás de que con Dios todo es posible.

No entendía en ese momento cómo era posible que no rezaran los demás sin descanso como en esa época hacía yo.

Pedimos mucho pero rezamos poco, eso es verdad.

Ana María Estella Pérez.+

Dedicado a mi padre y a toda mi familia, en agradecimiento a la GOSPA.

Fuente: www.centromedjugorje.org

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