Queridos hijos, ustedes están muy preocupados por las cosas materiales y, por eso, corren el peligro de perder todo lo que Dios quiere darles. Los invito, queridos hijos, a pedir los dones del Espíritu Santo que ahora les son necesarios para poder dar testimonio de mi presencia aquí y de todo lo que les doy. Queridos hijos, abandónense totalmente a mí para que pueda guiarlos en todo. Despreocúpense de las cosas materiales. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Click here to print.