Mensaje del 2 de Enero de 2009

“Queridos hijos, mientras que una gran gracia del cielo os es prodigada a vosotros, vuestros corazones permanecen duros y sin respuesta. Hijos míos, ¿por qué no me entregáis completamente vuestros corazones? Sólo deseo poner en ellos paz y salvación: poner a mi Hijo. Con mi Hijo, vuestras almas alcanzarán nobles metas y nunca se perderán. Aún en la mayor oscuridad encontraréis el camino. Queridos hijos, decidíos por una nueva vida con el nombre de mi Hijo en vuestros labios. Gracias.”

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