“¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, en que el Altísimo me permite amaros y guiaros por el camino de la santidad, Satanás quiere enmarañaros con la cuerda del desasosiego y del odio. No permitáis que prevalezca, sino luchad, hijitos, por la santidad de cada vida humana. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” (Con aprobación eclesiástica)
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