El Papa Juan Pablo II

“Medjugorje es la continuación de Fátima” dijo el papa Juan Pablo II al obispo Pablo María Hnilica, S.I, en 1984. Son muchas las veces que el Papa habló favorablemente de Medjugorje con cardenales, obispos, sacerdotes y grupos de fieles que acudían a visitarle y a informarle acerca de Medjugorje. El Vicario de Cristo, tan atento al curso de la historia, nunca vaciló en manifestar su amor y su gratitud hacia el mensaje de Medjugorje. “Proteged Medjugorje”, dijo el Papa al franciscano padre Jozo Zovko, quien pagó con la cárcel su fidelidad a las apariciones de Medjugorje cuando era párroco de ese lugar en 1981. Juan Pablo II no sólo manifestó su benevolencia hacia Medjugorje sino que también expresó más de una vez (como recientemente ha testimoniado el Presidente croata) su deseo de visitar Medjugorje.

En Junio de 1986, en respuesta a un grupo de doce obispos italianos que buscaban consejo pastoral sobre la gente que iba de peregrinación a Medjugorje, dijo: “Dejen que la gente vaya a Medjugorje. Allá se convierten, oran, se confiesan, hacen penitencias y ayunan”.

El 2 de Abril de 1986, según el P. Ivan Dugandzie, O.F.M, en una reunión con el Santo Padre, éste le dijo que seguía continuamente los acontecimientos de Medjugorje. “Puede usted decir a todos que cada día rezo por una conclusión favorable de estos eventos”. El 1 de Agosto de 1989, en una alocución del Papa a un grupo de médicos italianos dedicados a defender la vida de los no nacidos y a hacer estudios médicos y científicos sobre la aparición, según relata el obispo Pablo María Hnilica, S.I, obispo auxiliar de Roma, dijo lo siguiente: “El mundo de hoy ha perdido el sentido de lo sobrenatural. Pero muchos andan en busca de ello – y lo encuentran en Medjugorje, a través de la oración, la penitencia y el ayuno”.

Michael D. Pfeifer, O.M.I, obispo de San Angelo, Texas, dijo en National Catholic Register, 15 de Abril de 1990: “Durante mi visita ad limina a Roma con los obispo de Texas en Abril de 1988, pregunté al Santo Padre su opinión sobre Medjugorje durante la conversación privada que sostuve con él. Él habló muy favorablemente de los sucesos, destacando el bien que había hecho a la gente. Durante la comida que los obispos tejanos tuvieron con el Santo Padre más tarde, Medjugorje salió nuevamente en la conversación. De nuevo, Su Santidad habló de cómo había cambiado la vida de las personas que lo visitan y dijo que hasta el momento presente, los mensajes no eran contrarios al Evangelio.

“¡Medjugorje es un gran centro de espiritualidad!” – comentó el Santo Padre, durante una conversación en Febrero de 1990, según cuenta Murilo Krieger, obispo auxiliar de Florianápolis, Brazil, plática que tuvo lugar antes de que éste emprendiera su cuarta peregrinación a Medjugorje. El Santo Padre asintió a la petición del obispo Krieger y le dio la bendición papal para los videntes (National Catholic Register, 29 de Abril de 1990).

“¡Si no fuera yo el Papa, ya estaría en Medjugorje!”- le dijo Juan Pablo II el 21 de Abril de 1989 al obispo Pablo María Hnilica, S.I, obispo auxiliar de Roma, después de haber sido reprendido por el Papa por no haberse detenido en Medjugorje, en su viaje de regreso a Roma viniendo de una reunión en Moscú por encargo del Papa.

El Papa dijo a fray Jozo Zovko, el 20 de julio de 1992: “Ocúpese de Medjugorje, encárguese de Medjugorje, no se canse de ello. Persevere, sea fuerte, estoy con usted. Vele, siga Medjugorje.”

El arzobispo de Paraguay, Mons. Felipe Santiago Bentez, en noviembre de 1994 le preguntó al Santo Padre si hacía bien dando su aprobación a los fieles reunidos en el espíritu de Medjugorje, especialmente con los sacerdotes de Medjugorje. El Santo Padre le respondió: “Apruebe cuanto se relacione con Medjugorje”.

El 22 de Marzo de 1995, Vicka acompañó a 350 soldados croatas heridos e inválidos a consecuencia de la Guerra de los Balcanes, a Roma, donde el Papa les concedió una audiencia privada. Ella fue la intérprete (del italiano al croata) y el Papa inmediatamente la reconoció “¿No eres tú Vicka de Medjugorje?”, le preguntó. Vicka le regaló entonces un rosario diciendo: “Creo que Usted ya ha de tener muchos rosarios, pero este es uno muy especial porque fue bendecido por la Gospa durante una aparición”. El Papa le dijo:”Reza tú a la Madona por mí y yo rezaré por ti”. Él oró con ella un largo rato y la bendijo.

A continuación, se transcriben unos extractos del libro “Por qué es santo” de Slawomir Oder, postulador de la causa de la beatificación del Papa Juan Pablo II, de Ediciones B, en los que se hace referencia a la devoción de Karol Wojtyla por la Virgen María.

“Mientras razonaban sobre las apariciones marianas, un miembro de su entourage le preguntó en una ocasión si había visto a la Virgen. La respuesta del Papa fue tajante: “No, no la he visto, pero la siento.”” (Pag. 164)

“El cardenal Deskur contó que cuando había sido nombrado arzobispo de Cracovia, Wojtyla había encontrado el seminario diocesano poco menos que vacío y que, por esta razón, había decidido pronunciar un voto a la Virgen: “Haré tantas peregrinaciones a pie a todos los santuarios, pequeños o grandes, próximos o lejanos, como número de vocaciones me concedas cada año”. De repente, el seminario empezó a llenarse de nuevo, hasta el punto de que, cuando el arzobispo abandonó Cracovia por el trono de Pedro, tenía quinientos alumnos” (Pág. 165).

“El arzobispo aseguraba que después de sus “conversaciones” con la Virgen encontraba inexplicablemente la solución a cualquier problema” (Pág. 166)

“El rosario, como él mismo reconocía, era su oración preferida: “Nuestro corazón puede agrupar en las decenas del rosario todos los hechos que componen la vida de una persona, de la familia, del pais, de la Iglesia y de la humanidad. La sencilla oración del rosario late al ritmo de la vida humana.” (Pág. 166)

“Su devoción por María se incrementó vivamente cuando se aclaró que el tercer secreto de Fátima hacía alusión al atentado de 1.981. Muchos testigos de su entorno confirmaron que el Papa relacionaba este dramático suceso con las apariciones de la Reina de la Paz en Medjugorje, en la ex Yugoslavia, que habían empezado a producirse en junio de ese mismo año” (Pág. 167)

“Si bien jamás adoptaba una posición oficial cuando se producían dichas apariciones, el Papa no ocultaba en privado su convicción. A monseñor Murilo Sebastiao Ramos Krieger, arzobispo de Florianopolis (Brasil), que estaba a punto de viajar por cuarta vez al santuario de la Reina de la Paz, le confirmó: “¡Medjugorje es el centro espiritual del mundo!”.(Pág. 168)

“En 1987, en el curso de una breve conversación, Karol Wojtyla hizo a la vidente Mirjana Dragicevic la siguiente confidencia: “Si no fuese Papa estaría confesando en Medjugorje” Un deseo que corrobora el testimonio del cardenal Frantisek Tomasek, arzobispo emérito de Praga, quien le oyó decir que, de no haber sido Papa, le habría gustado ir a Medjugorje para ayudar a los peregrinos.” (Pág. 168)

“Aún más elocuentes son, a este propósito, las palabras que escribió el obispo de San Ángel (Estados Unidos), monseñor Michael David Pfeifer, en su carta pastoral de 5 de agosto de 1988 a la diócesis: “Durante mi visita ad limina con los obispos de Texas, pregunté al Santo Padre qué opinaba de Medjugorje en el curso de una conversación privada. El Papa habló favorablemente de él y dijo: “Afirmar que en Medjugorje no ocurre nada significa negar el testimonio viviente y orante de los miles de personas que han estado allí” (Pág. 168).

“Al 26 de marzo se remonta, en cambio, un episodio que recordó el arzobispo eslovaco Pavel Hnilica, uno de los prelados más próximos al Pontífice. Una vez en que fue a comer con Juan Pablo II para ponerlo al corriente de una misión secreta que debía desempeñar en Moscú – celebrar clandestinamente la misa entre las murallas del Kremlin- éste le preguntó: “¿Después fuiste a Medjugorje, Pavel?”. Cuando le dijo que no lo había hecho, dado que ciertas autoridades vaticanas le habían manifestado su desaprobación, el Papa le pidió: “Ve de incognito y vuelve para contarme lo que has visto”. Después le llevó a su biblioteca privada y le enseñó un libro del padre René Laurentin en el que figuraban varios mensajes de la Reina de la Paz mientras le comentaba: “Medjugorje es la continuación de Fátima, es la realización de Fátima” (Pág. 168).

“Tras la muerte de Juan Pablo II, sus amigos Marek y Zofia Skwarnicki pusieron a disposición las cartas que éste les había remitido y en las que abundaban las referencias a Medjugorje. El 28 de mayo de 1992 el Pontífice escribió a los cónyuges: “Agradezco a Zofia todo lo concerniente a Medjugorje. Yo también visito a diario ese lugar cuando rezo: me uno a todos los que oran allí y reciben desde allí la llamada a la oración. Hoy comprendemos mejor esta llamada””. (Pág. 169)