Obispos

Un continente entero acogió a Medjugorje—en efecto, el cardenal Edward Bede Clancy, de Australia, permitió que todos los obispos del continente invitaran al vidente Iván y al padre Slavko de Medjugorje para hablar en sus diócesis. Así, ellos pudieron reunirse con 150,000 personas en Enero de 1993. Otros obispos también han recibido a los videntes en sus diócesis, algunos de ellos recibiéndolos incluso en sus residencias.

El cardenal Godfried Daneels (Bélgica) invitó al vidente Iván a una reunión privada cuando éste estuvo en Bélgica, en Agosto de 1994. El arzobispo de Sarajevo, cardenal Vinko Pulic, apenas fue investido Cardenal por el Santo Padre en Roma, visitó Medjugorje de regreso a Sarajevo a principios de Diciembre de 1994.

El 15 de enero de 1992 (siete meses después de que estallara la Guerra de los Balcanes), el cardenal Franjo Kuharic, Primado de Croacia, consagró solemnemente su país al Corazón Inmaculado de María y (un hecho que muchos notaron en ese tiempo) eligió el título “Reina de la Paz” para imploran la ayuda de la Virgen. Justo antes de la consagración, en comunión con los miembros de la Conferencia Episcopal Croata y 10.000 fieles, el Cardenal dijo: “Muchos en el mundo creen que la Madre de Dios se ha establecido también en las tierras altas de Herzegovina y como Reina de la Paz ha llamado en Medjugorje a la conversión y la paz…

En una sociedad brutalizada por el desprecio a Dios, llegando incluso a la destrucción de seres humanos… ¡ Dios nos revela el poder del corazón maternal! Él envía a la Santísima Virgen María justo en un tiempo así y a un mundo así para atraer de nuevo a las personas hacia el único Redentor. En sus mensajes a la Iglesia y al mundo, la Santísima Virgen repite la llamada de Jesús a la conciencia: ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la buena nueva.’ (Mc. 1, 15)… ¡Quien se confía a Ella, seguramente encontrará al Redentor! ¡Ella guía a cada uno con su mano maternal por el camino de la salvación! Con esta confianza, hoy queremos confiarnos, entregarnos y consagrarnos a Ella, la Reina de la Paz!” (Las palabras del cardenal Kuharic fueron reproducidas en la edición en alemán de L’Osservatore Romano del 7 de febrero de 1992)

El 27 de septiembre de 1992, el cardenal Kuharic declaró en la publicación Medjugorje Gebetsaktion: “Las personas que creen y que están convencidas en conciencia de que con estos mensajes [de Nuestra Señora en Medjugorje] pueden estimular a la gente al bien –a la conversión, a la paz– deben hacerlo. Es un asunto de conciencia”.

Más de 100 conferencias inspiradas por la llamada de Nuestra Señora en Medjugorje tuvieron lugar en Estados Unidos en 1993. El obispo Nicholas D’Antonio inauguró la Conferencia Nacional sobre Medjugorje 1991 en la Universidad de Nôtre Dame declarando: “¡Tenemos más conversiones de Medjugorje que de cualquier otro lugar en el mundo!… No recuerdo en la historia nada comparable a los eventos de Medjugorje!”

Tres obispos ugandeses: Frederic Drandua, obispo de Arus, Deogratias Byabazaire, obispo de Hoima y Joseph Oyanga, obispo de Lira, llegaron a Medjugorje en mayo de 1997. Antes de partir, habían consultado al Nuncio apostólico de su país, Mons. Luis Roble Díaz, quien les había respondido: “El Papa no se expresa públicamente sobre Medjugorje, pero es favorable, así que vayan”. En Medjugorje, Mons. Drandua dijo: “Para mí es verdaderamente fuente de gran esperanza venir aquí, sobre todo en lo que respecta a la oración… La gente viene aquí y su vida cambia. Con esta experiencia es imposible decir que ‘la Virgen no se aparece’.”

Mons. Damiano Kyaruzi, obispo de Tanzania, también estuvo en Medjugorje en mayo de 1997 y dijo: “Este no es sólo un lugar de oración, sino un lugar donde se puede aprender mucho. Aquí yo he entendido una cosa importante: todos somos peregrinos. Los peregrinos que vienen a Medjugorje, descubren el don de la vida y aquí, Dios los cura. Regresan a Dios, comprenden las leyes de la vida y se vuelven mensajeros de paz. Tengo la intención en mi labor de hablar a la gente y decirles que no tengan miedo de aceptar la vida. Sobre el Krizevac se aprende esta lección: hay que aceptar todo aquello que se recibe en la vida y llevar a su cumplimiento el propio compromiso”.

Monseñor Albin Malysiak, obispo polaco, visitó Medjugorje en octubre de 1998. “Creo que este es un lugar de apariciones, pero sobre todo se trata de un gran lugar de oración. He estado en el Krizevac y ahí he visto a mucha gente orar en forma verdaderamente devota. Era mediodía y hacía mucho calor, pero el calor no las perturbó. El silencio y el espíritu de oración me han inspirado. Regresaré a casa con la imagen en el corazón de todas esas personas orando.”

El cardenal Bernardino Echeverría Ruiz, después de una visita suya a Medjugorje, dijo: “Aquí hay tiempo para la oración, para vivir la celebración de la Misa. He advertido una profunda devoción, cuando rezamos el Rosario. He entendido que aparte de los mensajes que la Virgen ha dado, su presencia aquí es muy importante. Aquí Dios habla por medio de María. No sólo a ustedes, sino a todos los pueblos y culturas. Aquí no se viene para fines turísticos, sino para la confesión y para encontrar a Dios. Este es un momento particular de gracia para todos”.

Mons. Robert Fortune Sánchez, arzobispo emérito de Santa Fe, en Nuevo México, se acercó en peregrinación a Medjugorje, en agosto de 1989. Una tarde, hablando con un grupo de personas, casi como para justificar su presencia, él contó: “En enero pasado estuve de visita con el Santo Padre. Yo le dije: ‘Santidad, muchos fieles de mi diócesis van de peregrinación a Medjugorje y yo no les he prohibido ir. ¿Qué debo hacer?’ El Papa me respondió: ‘Deje que la gente vaya. Allá se ora.’ Alentado por esta respuesta, yo agregué: ‘Pero me invitan también a mí a ir con ellos.’ El Papa me respondió: ‘Vaya y ore también por mí’. Por eso me encuentro ahora aquí, con la bendición del Santo Padre.”

Monseñor Frane Franic’, de 88 años, es obispo emérito de Split, diócesis croata, que colinda con la de Medjugorje. Es una de las grandes personalidades de la Iglesia eslava; sus valerosas intervenciones fueron muy apreciadas durante el Concilio Vaticano II. Cuando comenzaron las apariciones en Medjugorje, tuvo una actitud de prudente escepticismo. Pero cuando hizo su primera visita a aquel lugar, en diciembre de 1981, quedó positivamente impresionado por la atmósfera espiritual que encontró y poco a poco se convenció de la autenticidad de las apariciones, convirtiéndose en un valioso defensor de las mismas. En 1997 dijo: “Las apariciones de Medjugorje deben ser consideradas como una nueva intervención de Dios en la historia de la humanidad, que podrá ser comprendida solamente con el tiempo. Yo mismo he oído la voz de la Virgen, aun cuando jamás la he visto. En los frutos de Medjugorje, esto es, la oración, el ayuno y el amor fraterno, yo veo los signos de una preparación al encuentro con Dios”.

Monseñor Patrick Power, obispo auxiliar de Canberra, Australia, visitó Medjugorje en febrero de 1998: “ He encontrado una paz profunda, sobre todo después de haber escuchado el testimonio de Vicka. Esta experiencia me ayuda a elegir nuevamente mi vocación sacerdotal y mi servicio pastoral. Medjugorje es paz. Yo he probado la paz interior y he dado testimonio de ella al grupo con el cual vine. Cuando veo lo que acontece en nuestro grupo, personas que redescubren la fe, la oración y la confesión, sé que debo recomendar también a otros que vengan aquí.”

Juan Pablo II recibió en audiencia un día a cuarenta y cinco sacerdotes norteamericanos, acompañados de tres obispos. Estos sacerdotes le dijeron al Papa: «Santo Padre, nosotros deseamos ir a orar a Medjugorje.» El Papa respondió: «Vayan y oren también por mí.»

El 25 de Junio de 1985, Juan Pablo II recibió a un grupo de sacerdotes de la diócesis de Trento. Uno de ellos le preguntó: «¿Santo Padre, puedo ir a orar a Medjugorje?» «¿Por qué no?» respondió el Pontífice. El 24 de Enero de 1987, el Papa recibió a los obispos del Triveneto. Puesto que en la Alta Italia, los hechos de Medjugorje eran seguidos con mucho interés y salían numerosas peregrinaciones de aquella tierra, el Obispo de Udine, preocupado, pidió consejo al Papa. «¿Cómo debemos comportarnos? » El Santo Padre respondió: «Me sorprende esta pregunta. ¿Olvida Ud. cuántos buenos frutos espirituales maduran en ese lugar de oración?»

En aquel encuentro estuvo presente también Mons. Antonio Mistrorigo, obispo de Treviso, el cual, de regreso a su diócesis, declaró: «Hemos hablado con el Papa sobre Medjugorje. Él parece conocer bien la situación y seguirla. Sostiene que no hay nada de malo que se vaya a orar a ese lugar.»

(Tomado del Calendario“1981… 2001… venti anni di Gracie e di Preghiere” publicado por Medjugorje Torino).

 

 

Entrevista: Mons. Thomas L. Dupre,
Obispo de Springfield (Massachusetts, EEUU)

01.11.2003. – Monseñor Thomas L. Dupre, obispo de Springfield (Massachussets, EE.UU.) visitó Medjugorje a finales de octubre de 2003. El padre Mario Knezovic habló con él.

P. Mario Knezovic: P. Obispo, ¿sería tan amable de contarnos algo sobre usted y sobre su diócesis?

Monseñor Thomas L. Dupre: Soy de la ciudad de Springfield, Massachussets, EE.UU. Ahí es donde crecí y ahora soy también su obispo.

¿Qué nos puede decir sobre la fe en su diócesis, y en su país?

Mons. Thomas L. Dupre: Desgraciadamente en nuestras ciudades, en nuestro país y en otras partes del mundo, veo que la fe ha disminuido. Es parte del problema del mundo actual, de la cultura moderna, la cual -pienso- está apartando a la gente de Dios, apartándola de la religión. Vemos esto por todos lados. Es por eso que necesitamos una fe fuerte, para renovar nuestro compromiso hacia Dios y hacia Su Iglesia. Al final, Dios no nos va a forzar a hacer algo en contra de nuestra voluntad. Vivimos en tiempos de riesgo porque nuestra salvación eterna depende de nuestra fidelidad hacia Dios. Si nosotros le damos a Él la espalda, estamos arriesgando nuestra salvación eterna. Pienso que necesitamos transmitir este mensaje a nuestros hermanos y hermanas continuamente, de tal manera que no se alejen y no vuelvan sus espaldas a Dios, lo que podría ser una especie de autodestrucción, un suicidio para ellos.

¿Cuándo se enteró por primera vez de Medjugorje?

Mons. Thomas L. Dupre: Lo escuché de gente que ha venido aquí en el transcurso de los años. Esta es la primera vez que yo visito Medjugorje. He venido con un amigo, P. Henry Dorsch, quién ya ha estado aquí cinco veces en los últimos 15 años. Esta es su sexta vez. Él me ha hablado muchas veces sobre Medjugorje; por cierto que él es un sacerdote muy comprometido, muy bueno y muy devoto. Siempre habla excelentemente de su experiencia en Medjugorje, por lo que sin lugar a dudas, es él quien me ha influenciado a venir, al igual que muchas otras personas que me han hablado sobre sus visitas a Medjugorje. Me interesó venir y tuve la oportunidad de hacerlo este año. He venido a ver con mis propios ojos y a oír en persona, para luego elaborar mis propias conclusiones.

¿Qué es lo que piensa sobre las apariciones de Nuestra Señora en el mundo?

Mons. Thomas L. Dupre: Siempre he estado muy apegado a las apariciones de Nuestra Señora en Fátima desde que yo era un niño. Cuando yo estaba entre los 11 y 12, ya tenía una gran devoción hacia Nuestra Señora de Fátima. Hasta el día de hoy, creo firmemente en esa aparición. También en la de Lourdes. Cuando tenía diez años vi una película: “La Canción de Bernadette”. En ella contaban la historia de Bernadette y Lourdes. Ese tema me conmovió mucho, y fue muy importante para mí. Esas dos apariciones han sido parte esencial en mi vida. Medjugorje es un poco diferente, porque aún no ha recibido la aprobación total de la Iglesia, y como en muchos otros casos, yo espero la decisión final de la Iglesia. Pero hay una parte dentro de mí que quiere creer en estas apariciones. He venido a ver con mis propios ojos… Creo que aquí se han producido muchos y maravillosos frutos espirituales. La gente aquí, obviamente, es muy religiosa, muy devota, muy ferviente; reciben los sacramentos, y rezan muchísimo. Pienso que solamente nos podemos impresionar de lo que vemos.

¿Cree personalmente que Nuestra Señora se está apareciendo en Medjugorje?

Mons. Thomas L. Dupre: Por el momento no estoy en la situación de poder emitir un juicio al respecto. No tengo la información suficiente; no cuento con la suficiente experiencia como para emitir una opinión personal. Sí creo que este es un lugar donde se reúne gente de todo el mundo. Vienen a orar y se llevan muy buenas experiencias. Muchos se convierten, muchos regresan a la práctica de su religión, otros se convierten a la Fe Católica. He escuchado sobre curaciones, no tengo la evidencia personal, pero he escuchado al respecto. Veo muy buenos frutos, muchas cosas buenas, y ese es el trabajo de Dios, el trabajo del Espíritu Santo. No hay dudas al respecto. Sean las apariciones de Nuestra Señora verdaderas o no, yo no estoy en posición de afirmarlo, no lo sé… Pero estoy abierto a ello, tengo la mente y el corazón abiertos. No tengo la convicción personal pero ciertamente que estoy receptivo a la decisión de la Iglesia. ¡Estoy esperando esa respuesta!

¿Cuáles son sus experiencias personales en Medjugorje y cómo ve a la gente que viene aquí?

Mons. Thomas L. Dupre: Es una experiencia de la fe cristiana vivida en su totalidad. La gente que viene es creyente y viven su fe. Se puede ver. Está en sus corazones y en sus almas. Nosotros somos parte de esa misma familia; somos hermanos y hermanas. Eso es obvio aquí: se conoce gente de todo el mundo. Muchos son de Europa, también hay gente de América, gente de razas distintas, de todos los colores… y todos son hermanos y hermanas, todos se llevan muy bien y todos tienen la misma fe. Compartimos la Eucaristía juntos; compartimos nuestra creencia en Dios y en Jesucristo, y nuestro amor por la Madre Santísima. Es una expresión de la Iglesia universal, de la fe que todos compartimos juntos. Eso es maravilloso.

Cuando regrese a su diócesis, la gente le preguntará sobre Medjugorje. ¿Qué les dirá?

Mons. Thomas L. Dupre: Les diré lo que le he dicho a usted. Les diré que ha sido una experiencia maravillosa, que es algo bueno para que la gente venga y ore, para que abra sus mentes y corazones, para ver si Dios los está llamando. Ciertamente que ganarán muchísimo espiritualmente viniendo aquí. Pienso que serán bendecidos al venir.

Mucha gente viene a diferentes santuarios con el deseo de recibir curaciones físicas, siendo la parte espiritual mucho más importante. ¿Cuál es su comentario al respecto?

Mons. Thomas L. Dupre: Lo importante al venir a cualquier lugar de peregrinación: Medjugorje, Lourdes o Fátima, es el bien que se le hace a nuestra alma, a nuestro corazón. Eso nos acerca a Dios, nos acerca a nuestra Madre Santísima, profundiza nuestra fe. Ello es lo importante. Existe gente que viene por motivos personales. Tienen sus propias intenciones. Algunas de ellas son bendecidas; reciben las respuestas a sus oraciones. Otras veces Dios no responde nuestras plegarias de la forma que nosotros quisiéramos, pero eso también es parte de ser cristiano: aprender a llevar la cruz. Cada uno tiene su propia cruz. Tal vez es la voluntad de Dios que llevemos esa cruz, y tenemos que aceptarlo. Todo ello es parte de la voluntad Divina. Lo que necesitamos hacer y saber es que cuando venimos a lugares como este es que venimos a rendirnos ante Dios; aceptamos Su voluntad cualquiera que sea. Aun si nuestras peticiones personales no son respondidas de la manera que deseamos, de todos modos somos bendecidos al profundizar en nuestra fe, si hacemos que nuestro amor a Dios y a su Madre crezca. Entonces nuestras plegarias serán respondidas, ya que nos marcharemos de aquí como mejores personas, como mejores cristianos. Ese es el verdadero motivo de venir aquí.

 

Entrevista: Mons. Pearse Lacey,
Obispo Emérito de Toronto (Canadá)

Mons. Pearse Lacey, el obispo emérito de Toronto (Canadá) de 85 años de edad, estuvo en Medjugorje del 12 al 19 de Octubre de 2002. Él cree en las apariciones de la Virgen en Medjugorje, considera el mensaje de Medjugorje totalmente sólido y que, como lugar de oración, Medjugorje es una luz brillante en nuestra sociedad.

Mons. Pearse Lacey: Soy el obispo emérito de Toronto, que es la diócesis de habla inglesa más grande de Canadá. Tiene un cardenal y tres obispos. Yo era uno de ellos. He sido obispo durante 23 años y me di cuenta que no podía dar lo que yo mismo no estaba tratando de vivir. Mi sentido de responsabilidad y liderazgo y mi amor por María me hizo regalar un rosario a cada uno de los 50.000 o más niños que he confirmado. Al pasar el tiempo, llegué a la edad madura de 75 años… He estado retirado desde hace ya 10 años. Dios ha sido muy bueno conmigo, dándome la salud suficiente para seguir proclamándolo a Él y a María. Es así como he estado ocupando mi tiempo en estos diez años!

Lidija Paris: Mons. Lacey, ya había estado Ud. en Medjugorje?

Vine a Medjugorje en 1987. Las cosas eran mucho más primitivas de lo que son hoy, pero el Espíritu sigue aquí y la presencia de Nuestra Señora lo es todo. No hay un solo lugar [en Medjugorje], donde no sienta la gracia maravillosa de Dios tocando las vidas de las personas. He conocido personas que están aquí porque son adictos a las drogas, al alcohol. He conocido personas con situaciones trágicas en sus vidas y la forma milagrosa como Dios se está reflejando, como se manifiesta. Uno de los sacerdotes me dijo que estaba escuchando confesiones, y se cansó, dejó de hacerlo y quería irse, ¡pero la gente lo hizo regresar! El gran número de confesiones basta para comprobar la presencia de Dios aquí. Para mí, eso es Medjugorje.

A algunos les gusta distinguir entre la dimensión pastoral de Medjugorje y la cuestión de las apariciones. ¿Puede separarse aquí el elemento pastoral de las apariciones?

Cuando estuve en Toronto, ocho obispos canadienses tuvieron un almuerzo con el Papa. Algunos de los Monseñores del Vaticano también estaban ahí. Uno de ellos mencionó la palabra “Medjugorje”. Yo dije: ” ¿Cree Ud. en Medjugorje?” Él dijo: “No” Fue como si me lanzaran un cohete, porque ya me he topado con este tipo de tontería. ¡Veinte millones de personas han venido aquí! ¡Incluso un ciego podría verlo! Yo le dije: “El Santo Padre está justamente sentado ahí, él cree, pregúntele!” Él replicó: “¡Es su opinión privada!” Creo que esto es escandaloso de muchas maneras… ¡Cómo tiene Dios paciencia con nosotros, no lo entiendo! Dios puede hacer cualquier cosa. Las apariciones de la Virgen no son un problema para mí. Se trata fundamentalmente de una cuestión de fe. No podemos imponer la fe y la devoción a las personas. Lo más que podemos hacer es dar nuestro ejemplo. Esa es la libertad que Dios nos ha dado a todos. Él quiere que respondamos por fe y por amor. El tiempo pasará, Dios los enterrará a todos, incluyéndome a mí

¿Qué piensa Ud. del mensaje básico de Medjugorje y su expresión pastoral? Parece que aquí, las prácticas tradicionales se vuelven nuevamente populares y modernas.

El mensaje básico de Medjugorje es absolutamente sólido. Estamos viviendo en el 2002, pero los hombres y mujeres aún se componen de cuerpo y de alma, todos llevamos las huellas del pecado original. Nuestras necesidades son las mismas que en tiempos de los apóstoles y en cualquier generación. Básicamente, somos hijos de Dios y nuestros clamores hoy son como los de cualquier generación. Por eso el mensaje tiene que ser el mismo. No podemos hacer nada sin Dios. Esto es lo maravilloso de Medjugorje. Este es un oasis de Dios, es la vida de la Iglesia como debiera ser. La tradición no es una grosería, aunque a algunas personas así les parezca. La vida de un sacerdote consiste en llevar a las personas de regreso a Dios, personas que se han alejado porque pensaban que la religión era irrelevante. Gracias a Dios que Él es Dios y que provee lugares como éste. Yo he estado en otros lugares, pero Medjugorje es hoy una luz brillante en nuestra sociedad.

 

Entrevista: Mons. Hnilica habla sobre Medjugorje
Publicamos a continuación la traducción de la entrevista  realizada en octubre del 2004 por Marie Czernin, de la Revista Pur, al obispo Pavel Hnilica, un viejo amigo del papa Juan Pablo II, que vive en Roma desde los tiempos de su fuga de Eslovaquia en los años 50.

Obispo Hnilica, Ud. pasó mucho tiempo cerca del papa Juan Pablo II y pudo compartir con él momentos muy personales. ¿Tuvo ocasión de hablar con el Papa sobre los acontecimientos de Medjugorje?

Cuando en 1984 visité al Papa en Castelgandolfo y almorcé con él, le conté acerca de la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María que había podido cumplir el 25 de marzo de aquel mismo año, de manera totalmente inesperada, en la Catedral de la Asunción en el Kremlin de Moscú, tal como la Virgen lo había pedido en Fátima. Él quedó muy conmovido y dijo: “La Virgen te ha guiado hacia allí con su mano” y yo respondí: “¡No, Santo Padre, me ha llevado en brazos!”. Luego me preguntó qué pensaba de Medjugorje y si yo había estado allí.

Respondí: “No. El Vaticano no me lo ha prohibido pero me lo ha desaconsejado”. Entonces, el Papa me miró con mirada resuelta y dijo: “Ve de incógnito a Medjugorje, así como fuiste a Moscú. ¿Quién te lo puede prohibir?”. De este modo el Papa, sin darme un permiso oficial, había encontrado una solución. Luego, se dirigió a su estudio y tomó un libro sobre Medjugorje, escrito por René Laurentin. Comenzó a leerme alguna página y me hizo notar que los mensajes de Medjugorje están relacionados con los de Fátima: “Ves, Medjugorje es la continuación del mensaje de Fátima”. Fui tres o cuatro veces de incógnito a Medjugorje, pero el entonces obispo de Mostar-Duvno Pavao Zanic me escribió una carta en la que me intimaba a no ir más a Medjugorje, en caso contrario le escribiría al Papa. Evidentemente, alguien le había informado de mis estancias, pero desde luego, yo no tenía miedo del Santo Padre.

¿Tuvo después alguna otra posibilidad de hablar de Medjugorje con el Papa?

Sí, la segunda vez que hablamos de Medjugorje –lo recuerdo bien- fue el 1 de agosto de 1988. Una comisión médica de Milán, que por entonces había examinado a los videntes, visitó al Papa en Castelgandolfo. Uno de los médicos hizo notar que el Obispo de la diócesis de Mostar creaba dificultades. Entonces el Papa dijo: “Dado que es el obispo de la región, debéis escucharlo” y luego, poniéndose serio, agregó: “Pero deberá rendir cuentas ante la ley de Dios sobre el justo trato sobre este asunto.” El Papa permaneció un momento pensativo y después dijo: “Hoy el mundo está perdiendo el sentido de lo sobrenatural, es decir, el sentido de Dios. Pero muchos reencuentran este significado en Medjugorje por medio de la oración, el ayuno y los sacramentos”. Fue el testimonio más bello y explícito sobre Medjugorje. Me impactó porque la comisión que había examinado a los videntes (se refiere a la declaración de Zadar) declaró entonces: Non constat sobrenaturalitate. Por el contrario, el Papa había comprendido desde hacía tiempo que en Medjugorje ocurría algo sobrenatural. Por los más variados relatos sobre los acontecimientos de Medjugorje, el Papa se había podido convencer de que en aquel lugar se encuentra a Dios.

¿No puede haber ocurrido que mucho de lo que ocurre en Medjugorje haya sido inventado y antes o después se verá que el mundo cayó en un gran fraude?

Hace algunos años. en Marienfried, hubo un gran encuentro de jóvenes al que también fui invitado. Entonces un periodista me preguntó: “Señor Obispo, ¿no piensa que todo lo que ocurre en Medjugorje tenga como origen al diablo?”. Le respondí: “Soy jesuita. San Ignacio nos enseñó que hay que discernir los espíritus y que cada evento puede tener tres causas o razones: humana, divina o diabólica”. Al fin tuvo que admitir que todo lo que ocurre en Medjugorje no es explicable desde el punto de vista humano, o sea que jóvenes totalmente normales atraigan a ese lugar millares de personas que llegan cada año para reconciliarse con Dios. Mientras tanto, a Medjugorje se lo llama el confesionario del mundo. Ni en Lourdes ni en Fátima se verifica el fenómeno de tantísimas personas que se confiesan. ¿Qué ocurre en un confesionario? El sacerdote libera a los pecadores del demonio. Le respondí al periodista: “Ciertamente, el demonio ha logrado hacer muchas cosas, pero hay algo que seguramente no puede hacer. ¿Puede el demonio mandar a las personas a confesarse para que se liberen de él?”. Entonces el periodista se puso a reír y comprendió qué quería decir. La única razón que queda, por tanto, es ¡Dios! Después le referí al Santo Padre también esta conversación.

¿Cómo podría resumir en un par de frases el mensaje de Medjugorje? ¿Qué distingue estos mensajes de los de Lourdes o de Fátima?

En estos tres lugares de peregrinación la Virgen invita a la penitencia, al arrepentimiento y a la oración. En esto, los mensajes de los tres lugares de apariciones se asemejan. La diferencia está en que los mensajes de Medjugorje duran desde hace 24 años.

Esta continuidad intensa de apariciones sobrenaturales no ha disminuido en los últimos años. Tanto es así que siempre más intelectuales se convierten en este lugar.

Para algunas personas los mensajes de Medjugorje no son dignos de fe porque luego estalló la guerra. Por lo tanto, no sería lugar de paz sino de conflictos.

Cuando en 1991 (exactamente 10 años después del primer mensaje: “¡Paz, paz y sólo paz!”) estalla la guerra en Bosnia-Herzegovina, yo me encuentro almorzando con el Papa y él me pregunta: “¿Cómo se explican las apariciones de Medjugorje si ahora en Bosnia está la guerra?”. La guerra fue verdaderamente algo terrible.

Le respondí al Papa: “Y sin embargo ahora está ocurriendo lo mismo que aconteció en Fátima. Si entonces hubiésemos consagrado Rusia al Corazón Inmaculado de María se podría haber evitado la Segunda Guerra Mundial y también la difusión del comunismo y del ateísmo.

Justo después que Ud., Santo Padre, llevó a cabo esta consagración en 1984, en Rusia hubo grandes cambios a través de los cuales comenzó la caída del comunismo. También en Medjugorje, al inicio, la Virgen advirtió que habrían de estallar guerras si no nos convertíamos, pero nadie tomó seriamente estos mensajes. Esto significa que si los obispos de la ex-Yugoslavia hubieran tomado seriamente los mensajes –naturalmente aún no puede la Iglesia conceder un reconocimiento definitivo, ya que las apariciones están en curso- quizás no se habría llegado a este punto”. El Papa me dijo: “Entonces el obispo Hnilica está convencido de que mi consagración al Corazón Inmaculado de María haya sido válida”, y yo respondí: “Ciertamente que fue válida, el punto es sólo cuántos obispos han cumplido esta consagración en comunión (en unión) con el Papa”.

Volvamos nuevamente al Papa Juan Pablo y a su especial misión…

Sí. Hace algunos años, cuando el Papa estuvo mal de salud y comenzaba a caminar con el bastón, le volví a contar lo de Rusia durante un almuerzo. Luego, se apoyó en mi brazo para que lo acompañase al ascensor. Ya temblaba mucho y repitió durante cinco veces, con voz solemne, las palabras de la Virgen de Fátima: “Finalmente mi Corazón Inmaculado triunfará”. El Papa sentía verdaderamente tener esa gran misión por Rusia. También entonces subrayó que Medjugorje no es otra cosa que la continuación de Fátima y que debemos redescubrir el significado de Fátima. La Virgen nos quiere educar en la oración, la penitencia y en una mayor fe. Es comprensible que una madre se preocupe de sus hijos que están en peligro y así hace la Virgen en Medjugorje. Le expliqué también al Papa que el mayor movimiento mariano parte hoy de Medjugorje. En todas partes hay grupos de oración que se reúnen en el espíritu de Medjugorje. Y él lo confirmó.

Algunos se maravillan de que ninguno de los videntes de Medjugorje, una vez crecidos, hayan entrado en un convento o se hayan hecho sacerdotes o religiosas. Este hecho ¿puede ser interpretado como un signo de nuestro tiempo?

Sí, lo veo en modo positivo, porque podemos ver que estas personas que la Virgen ha elegido son simples instrumentos de Dios. No son ellos los autores que han elucubrado todo sino que son colaboradores de un más vasto proyecto divino. Solos no tendrían la fuerza. Hoy es particularmente necesario que la vida de los laicos se renueve. Hay, por ejemplo, también familias que viven esta consagración a la Virgen, no sólo monjas o sacerdotes. Dios nos deja la libertad. Hoy debemos dar un testimonio al mundo: quizás en el pasado tales testimonios límpidos se encontraban mayormente en los conventos, pero hoy necesitamos estos signos también en el mundo. Ahora bien, es sobre todo la familia la que debe renovarse porque la familia hoy se encuentra en una crisis profunda. No podemos conocer todos los planes de Dios pero, seguramente, debemos hoy santificar la familia. ¿Por qué hay menos vocaciones? Porque hay menos familias santas. También el matrimonio es una gran vocación.

¿Qué piensan hoy de Medjugorje sus colegas obispos?

Marija Pavlovic-Lunetti, una de las videntes que aún recibe mensajes de la Virgen, una vez lloró delante mío porque había sabido que algunos obispos ponían en duda la autenticidad de los mensajes. El entonces obispo de Mostar, Pavao Zanic, hasta había llegado a definirla como una mentirosa. Mi respuesta al Obispo de Mostar fue: “Usted se equivoca. Piense sólo en cómo se comportan normalmente los chicos en una gran familia. Si les es confiado un secreto especial, el día siguiente ya pelean y le cuentan el secreto a los otros. Si yo fuese la Virgen habría elegido un chico solo y no seis, porque me habría parecido demasiado arriesgado. Pero estos chicos fueron durante muchos años torturados (mentalmente quiere decir) por la policía y sin embargo no revelaron nada”. Indudablemente, quizás estos mensajes no son tan profundos y misteriosos como los de Fátima, pero aquí se trata de una transposición de los mensajes de Fátima, como lo ha entendido también el Papa. No bastan sólo grandes mensajes, que luego no pueden ser divulgados. A través de Medjugorje son divulgadas la oración continua y también la penitencia. Maravilla que en Medjugorje la gente ayune a pan y agua, dos veces a la semana, se consagre al Corazón de la Virgen y la veneren.

En los años 80, una vez vinieron a mí seis obispos brasileños porque habían oído decir que yo me interesaba por Medjugorje. Me pidieron si podía lograr que concelebrasen una Santa Misa con el Papa. Luego querían ir a Medjugorje. El Papa accedió a recibirlos pero su secretario, Mons. Stanislaw Dziwicz, dijo inmediatamente: “Os ruego no digáis que el Papa os ha recibido en una Misa privada porque vais a Medjugorje, sino que os ha invitado porque habéis venido del lejano Brasil”. Esto significa que naturalmente el Papa nunca ha reconocido explícitamente y oficialmente Medjugorje, porque no quiere anticiparse al obispo de la diócesis de Mostar. El mismo Papa habría ido gustosamente a Medjugorje, pero para eso el Obispo de Mostar debería haber dado una clara señal.

Hace dos años el Papa fue a Croacia y en Zagreb, con ocasión de la beatificación del cardenal Stepinac, hubo un encuentro de unos 50 obispos del cual participé también yo. Entonces saludé a los obispos que ya conocía. Luego, uno de ellos me dijo con cordialidad: “Soy el nuevo Nuncio Apostólico en Zagreb, y Ud. vendría a ser entonces ¡el Legado Apostólico de Medjugorje!”. Lo dijo no en tono despreciativo sino de amistad. Aunque el cardenal Kuharic, de Zagreb, nunca se pronunció públicamente sobre Medjugorje, me dijo sin embargo: “Allí ocurren cosas muy interesantes”. En 1994, 10 años después de la solemne consagración del mundo al Corazón de María, el Papa invitó a rezar especialmente por Bosnia, que aún estaba en guerra. Fue entonces cuando fui a Medjugorje donde encontré al Obispo de Mostar. Él me preguntó porqué había ido a lo que respondí: “El Papa nos ha exhortado a rezar por la paz en Yugoslavia, en los santuarios marianos. Por ello hemos venido a un lugar de peregrinación que se encuentra próximo a estos acontecimientos”. El obispo me corrigió diciendo que no era un lugar de peregrinación sino sólo un lugar de oración. Entonces le pregunté cuál era la diferencia y le dije también que debíamos reconocer que la ayuda mayor que llegaba a Croacia y a Bosnia durante la guerra venía de los grupos de oración de Medjugorje. Aún así, el obispo quiso minimizar estos hechos. El Obispo de Split, en cambio, tuvo siempre una actitud muy positiva respecto de Medjugorje y es interesante constatar que su ciudad fue preservada de la guerra.

En aquel tiempo el Papa me preguntó si era cierto que en Medjugorje y en Split no pasó nada durante la guerra. Le respondí que era cierto.

¿Ha cambiado la posición oficial de la Iglesia con respecto a Medjugorje en los últimos años?

Sólo en los últimos 10 años, millones de personas han peregrinado a Medjugorje. Si la Iglesia creyese verdaderamente que en este lugar se divulga algo contrario a la fe o a la moral, entonces se habría visto obligada a tomar medidas contra Medjugorje. Habría hecho de todo para proteger a los hombres de este fenómeno. El hecho de que calle es un buen signo, un reconocimiento de Medjugorje. Basta deshojar el registro parroquial para ver cuántos sacerdotes celebran cada año la Santa Misa en Medjugorje. No vendrían si hubieran descubierto algo que pusiese en duda la veracidad de los mensajes. De los frutos se reconocerá si aquí ha crecido un árbol bueno o un árbol malo.

¿Cuál ha sido su experiencia espiritual personal en Medjugorje?

Tuve la fortuna de poder encontrar personalmente a los videntes y así poder hacerme una idea clara sobre ellos. Llegué a ganarme la confianza de ellos y tuve la sensación de ser personalmente introducido en los misterios de Medjugorje, así como había ocurrido antes con Fátima y con Lourdes, cuando pude encontrar a sor Lucía y al Obispo de Fátima. Fui feliz y me sentí también privilegiado de poder participar tan de cerca de los eventos de Medjugorje. Aún ahora, cuando a veces hablo con Vicka Ivankovic-Mijatovic o con Marija Pavlovic-Lunetti, me siento cercano a ellos. Por ello, siento ante ellos también una cierta responsabilidad, me siento parte de una gran familia.

 

 

Entrevista: Mons. Joseph Vianney Fernando,
Presidente de la Conferencia Episcopal de Sri Lanka, Medjugorje 2006

Gracias por estar aquí y por aceptar esta entrevista. ¿Sería usted tan amable de presentarse a sí mismo, a su diócesis y a su país?

Vengo de un país situado en el extremo sur de la India. Es una gran isla, pero como país es pequeño, tiene una población de 20 millones de personas. La mayoría – alrededor del 74% – son budistas, 7% son cristianos, 7% son musulmanes y el resto -aproximadamente 14% – son hindús.

Todas las grandes religiones están representadas en nuestro país. Las dos lenguas mayoritarias son el singalés y el tamil . A pesar de todo, tenemos 11 diócesis y 13 obispos.

El cristianismo ya llegó en el siglo V. Cuando Sri Lanka se convirtió en colonia portuguesa en 1505, los portugueses establecieron la Iglesia oficial. 150 años más tarde, pasó a ser colonia holandesa. Ellos son presbiterianos, así que proscribieron el catolicismo, porque identificaban al catolicismo con los portugueses. En ese tiempo rebautizaron a todos los católicos y eso supuso una prueba crucial para los católicos de Sri Lanka. A pesar de los 150 años de persecución, valientemente preservaron su fe. Cuando los holandeses se debilitaron, el Imperio Británico aprovechó para conquistar Sri Lanka en 1806. Eran anglicanos, pero no fueron duros con los católicos, les concedieron libertad religiosa. Así fue como la Iglesia Católica empezó a abrir escuelas por todo el país. Gracias a estas instituciones educativas, la Iglesia ganó mucha influencia. En 1948, después de la independencia, hubo un resurgimiento del budismo, lo cual culminó con la nacionalización de todas nuestras escuelas en 1960. La gente protestó pero se usó la violencia, así es que cedimos. No luchamos. Toda nuestra labor de servicio a la nación en el sector de la educación y formación fue destruida. 10 años más tarde, tuvo lugar la primera insurrección en el sur por los nuevos valores como el marxismo, etc. Entonces, en 1975, estalló una violenta revolución.

Hemos tenido una guerra muy larga en el país, seguida por un alto el fuego de 3 años hasta ahora, pero hay muchas posibilidades de que la guerra estalle de nuevo, una guerra de guerrillas contra el gobierno por una minoría de rebeldes.

Desde la independencia de Inglaterra, hay un sentimiento persistente de discriminación contra la minoría tamil. Es un problema que atañe a la justicia. Los ciudadanos de habla tamil suponen un 12% de la población, y la mitad de ellos viven en el sur mezclada entre la gente de habla singalesa. En mi diócesis, yo tengo 85.000 católicos, 50 % o más son de habla tamil. Yo mismo hablo las dos lenguas y todos mis sacerdotes son bilingües. Sri Lanka es un país precioso. Hay muy buen clima en el sur, pero el norte es seco. No hay industria. También hay áreas de cierta discriminación. Esta es la situación de Sri Lanka.

¿Qué hace la Iglesia en esta situación?

La Iglesia está en una situación muy especial en relación con las tensiones étnicas. Sólo la Iglesia – los cristianos – atraen miembros de ambos grupos. Los budistas son todos de habla singalesa y los hindúes son todos tamiles. Los musulmanes son mayoría de habla tamil. Hay 3 obispos de habla tamil y 8 de habla singalesa y todos convivimos en armonía sin ningún problema. En 1993 la Conferencia Episcopal de Sri Lanka escribió una carta pastoral sobre la situación de ese momento -una nación en crisis. Analizamos toda la situación resaltando las percepciones de ambas partes. Pero para resolver la situación hay que buscar más allá de esas percepciones, para descubrir la realidad de la situación. Nosotros – todos los obispos juntos – hemos decidido buscar una solución dentro del marco de un país soberano, pero con el máximo reconocimiento a la periferia y a las provincias. Estos conflictos son recientes. La historia del país llega hasta 2.500 años antes de Cristo. Ambos: singaleses y tamiles vinieron hace miles de años de la India. Ambas comunidades tienen bien arraigadas sus tradiciones, su cultura y religión.

¿Qué le trae a Medjugorje?

Tuve deseos de venir a Medjugorje desde que empezaron las apariciones. En 1983, dos años después de que empezaran las apariciones, me nombraron obispo. He oído testimonios convincentes de personas que han visitado Medjugorje, que hablan maravillas de las extraordinarias experiencias espirituales. “ ¡Tiene que ir allí, tiene que verlo…!” me decían. Un amigo mío, un sacerdote de Palestrina cerca de Roma, me dijo: “La próxima vez que vengas a Europa, tienes que visitar Medjugorje. Nuestra Señora quiere que vengas…”. Eso me conmovió mucho. Tenía solo 6 días disponibles. Me dijo que necesitábamos al menos 3 para la visita. Él lo preparó todo.

¿Qué ha estado haciendo en Medjugorje?

Nos fuimos al Monte de las Apariciones y rezamos el Rosario, estuvimos 2 horas más rezando en diferentes sitios. Pude concelebrar la Misa. Vine a la Adoración… Creo que es un sitio que ha sido tocado por lo divino. De otro modo, no puedes entender la forma de inmediata atmósfera espiritual que tus sentidos experimentan. Digo esto como un humilde peregrino, no como un obispo.

¡No hay contradicción entre los dos! ¿Ha estado usted confesando?

Una de las cosas que me dijeron fue que estaría confesando. ¡Qué maravilla!. Este es un trabajo de Nuestra Señora. El secularismo se extiende muy deprisa. Los valores están cambiando. Nuestra Señora siempre viene a dar el mensaje de la conversión… del sacrificio. Creo que era muy necesario.

Aquí en Medjugorje, nuestra Señora dice que es la Reina de la Paz y de la reconciliación. Sólo observe lo que está pasando en el mundo: Israel, Palestina, Líbano, India, Kashmir, Sri Lanka, East Timor… Dios debe estar hondamente preocupado por nuestra situación. En la Cruz, Jesús nos dio a María como Nuestra Madre…

Jesús dice, “Mi paz os dejo, mi paz os doy….no como el mundo la da…” ¿Cuál es la diferencia? Jesús nos dijo claramente que la paz no puede venir a través de la violencia sino del compartir y del amor fraternal. Él nos promete paz en su nivel más profundo. Hay una bonita canción Inglesa: “Deja que haya paz en la tierra, y deja que empiece conmigo.”