1/06/2017 – Carta al Santo Padre

Apreciado director, ¡alabados sean Jesús y María!

 

Cuando el corazón sangra y los ojos se llenan de lágrimas, el único deseo que se tiene es el de poder explicar, a quien tienes delante, en qué se ha “equivocado”. Cuando amas no se puede permanecer en silencio, porque el silencio crea los puentes que dividen y no los que acercan. Por ese motivo me he permitido escribir.

 

Querido papa Francisco:

¡En estos días no se hace más que hablar de lo que ha dicho el Santo Padre a propósito de Medjugorje! ¿Se ha dicho de un modo, pero ha sido interpretado de otro? ¿Han escrito tal cosa, pero la voz decía otra? Y así todo el tiempo…

 

Para ser buenos cristianos debemos ser obedientes a la Santa Madre Iglesia; por esto, no podemos ser embusteros. Por tal motivo, el Santo Padre, antes de negar, debería (esto lo digo con el máximo respeto) escuchar la voz de su pueblo.

 

Recuerdo que en 2012 hicimos una peregrinación con nuestro antiguo Obispo* y mientras se subía el Podbrdo (Colina de las Apariciones) la gente se lo agradecía. Él tranquilamente se detuvo y pronunció esta frase: yo como pastor tengo el deber de ver dónde va mi pueblo, y si de mi diócesis todos los años se van de peregrinación 200/300 personas, ¡es que allí habrá alguna cosa!

 

Por esto, Santo Padre, nosotros medjugorjanos (así nos llaman) somos millones y millones esparcidos en el mundo entero.

 

Éramos drogados, adúlteros, alcohólicos, tal vez éramos buenos pero alejados de Dios y quién sabe qué más éramos… ¡Escuche nuestros testimonios! ¡Verifique el cambio de nuestras vidas! ¡Observe con sus propios ojos los sufrimientos físicos y cotidianos de los seis videntes! Conozca a sus familias y a sus hijos que desde que nacieron oyen (por parte de monseñor Ratko Peric, obispo de Mostar) que sus padres son unos mentirosos. Y ahora también usted hiere a estos jóvenes. Usted que viene (así dijo ese famoso 13 de marzo de 2013) del fin del mundo, donde por causa del régimen y del mal del mundo le tocó vivir lo que vivió… ¿Usted cree verdaderamente que durante nuestro régimen, con la milicia de Tito, un niño de 10 años** habría podido contestar: “si te lo digo, ¿qué secreto es?”. O bien ¿cree usted que por miedo se habrían echado atrás? El niño de 10 años ve a la Virgen (nosotros, niños croatas en 1981, no éramos conscientes de las apariciones marianas en el mundo), y luego a los 11 años perdió a su madre y a los 12 a su padre. ¿Usted cree que sin la ayuda de Dios habría podido resistir a esa clase de régimen, que también usted conoce? Nuestros padres, si iban a la Iglesia, ¡quedaban marcados como ovejas! ¿Piensa usted que nuestros padres mártires habrían aguantado los golpes y probado la cárcel por un capricho de los hijos, en aquella época en que debíamos ponernos de pie y saludar a la maestra diciendo “por la patria y por Tito”? Su Santidad, ¡nuestro pueblo tiene a Dios como Padre y a la Virgen María como Madre!

Nuestros seis jóvenes, ahora seis personas adultas, han sido elegidos por la Virgen y con mucho amor yo le digo: “Lo que viene de Dios, el hombre no lo podrá parar”. Hemos crecido con la frase “Sangre de mártires, semilla de cristianos”. Desde la época de los turcos hemos aprendido a defendernos, han intentado cerrarnos la boca quien fuera que estuviera en el poder, por tanto, nada cambia. ¡La historia continúa!

 

Muchos de mis amigos han preferido la oración y el silencio (sin duda han hecho bien), pero puede que por esto la Virgen haya elegido a seis adolescentes de esa tierra árida y seca, porque sabía que el mundo recibiría sus mensajes.

 

Y nosotros, que vivimos los mensajes de la Virgen Reina de la Paz, le prometemos nuestras oraciones tal como nuestra Madre nos pide el día 2 de cada mes. Porque nosotros, Su Santidad, en aquel lugar santo llamado Medjugorje hemos aprendido a amar, ya que nos hemos sentido amados.

 

Si me he atrevido a escribir, no es por faltarle al respeto, sino porque ¡tengo necesidad de mi sucesor de Pedro!

 

Un gran abrazo en Jesús y María

 

Romana Grzin

 

Notas de la traductora

 

* Se refiere al Obispo de la diócesis de Grosseto, en Italia, donde reside actualmente la autora.

 

** Ese niño es el vidente Jakov Colo.

Traducción a cargo del equipo de www.virgendemedjugorje.org

Fuente: https://medjugorjetuttiigiorni.blogspot.com.es/2017/05/lettera-al-santo