12/07/2018 – Testimonio de un peregrino recién llegado de Medjugorje

Acabo de llegar apenas hace unos días de la peregrinación que ha organizado Amor de Déu a Medjugorje. Nunca había estado pero últimamente parecía que todo eran señales para que fuera: los amigos, un libro sobre Mirjana y, finalmente, tras vencer no pocas dudas ¡me lancé! Ahora sólo puedo decir que, aunque esté aquí inmerso en el día a día, yo aún sigo ALLÍ. ¡Medjugorje ha entrado en mi corazón!

Para empezar, la charla de los chicos del Cenáculo me dejó impresionado pero esto sólo fue el principio, luego vino el testimonio de Patrick ¡cómo me reí escuchándole! fue un momento de alegría y a la vez me caló en lo más hondo. No paro de pensar en la fuerza y el poder del Rosario… yo que apenas rezaba un poco y ya me sentía cansado y hasta aburrido, ahora estoy deseando tener esos minutos para poder desgranar las cuentas del Rosario entre mis dedos y comunicarme de tú a tú con nuestra Madre. También las charlas de los sacerdotes y de la consagrada que nos acompañaron nos fueron alimentando y enseñando qué es realmente la espiritualidad de Medjugorje. Además, tuvieron como colofón la consagración a la Virgen María, de mano de la Hna. Edith, alemana de origen pero de corazón hispano ¡impresionante!

También nos recibió fr. Danko, un fraile franciscano que es imposible que te pueda dejar indiferente, con él pasamos un gran rato ¡¡¡cuando vayáis lo comprenderéis!!!

¡Contar todo lo que vivimos sería para escribir un libro! Me gustaría destacar también la catequesis y el Rosario con Ivan en la Colina de las Apariciones a primera hora de la mañana y la subida al Krizevac rezando el Via Crucis rodeados de esa naturaleza tan especial. Fueron momentos inolvidables de gran intensidad espiritual.

En Medjugorje puedo decir que comprendí de qué forma la “Gospa” nos lleva a Jesús. Cada tarde, vivíamos en la explanada de la parroquia el rezo del Rosario, la Eucaristía con unas homilías impresionantes y, según el día, la Veneración de la Cruz o la Adoración. Miles de personas, y no exagero, miles de personas en silencio ante el Santísimo. Allí, cada noche, parecía como si todo lo vivido durante el día nos preparara para vivir ese momento, como si la Reina de la Paz nos hubiera ido guiando hasta allí para adorar a Jesús, para comunicarnos con quien LO ES TODO. Ahora me gustaría que “mi gente” también pudiera vivir lo que yo he vivido en Medjugorje en estos días. Rezo para que así sea. Medjugorje es un tesoro y merece la pena ir en peregrinación hasta este lugar donde “el cielo toca la tierra”.

PEREGRINO DE UNA DE LAS PEREGRINACIONES DE LA ASOCIACIÓN AMOR DE DÉU