25/02/2013 – Desde España: “Hasta siempre, Benedicto”

Aún resuena fresca en la memoria aquella despedida de Juan Pablo II del pueblo español, en la madrileña Plaza de Colón, cuando el anciano Papa polaco hizo un nudo, no en la garganta, sino en el corazón de toda una nación, cuando la mañana del 4 de mayo de 2003, pronunció aquella despedida que sonaba a eternidad: “Hasta siempre, España. Hasta siempre, tierra de María”.
Dos años después aquel anciano que se había dejado la piel, la voz y la vida en la cátedra de Pedro, marchaba definitivamente al cielo, y en uno de los cónclaves más rápidos de la Historia, en el que hubo apenas 4 votaciones –muestra de la unanimidad que hubo en su elección-dimos la acogida en la Iglesia al sucesor de Juan Pablo II: había llegado Benedicto XVI.
Cinco siglos habían pasado desde la última vez que el Sumo Pontífice tenía el alemán como lengua materna. Desde Adriano VI, fallecido en 1523, y la noche del 19 de abril de 2005, la catolicidad universal se acostaba bajo la custodia de un teutón, nacido en Baviera, que es como decir un alemán de pura cepa, tras 17 días de sede vacante y apenas 36 horas de cónclave. La elección del que fuera arzobispo de Munich y Frisinga no sorprendió demasiado. No en vano, se decía del entonces Decano del Colegio Cardenalicio que no solo era la mano derecha del Papa Juan Pablo, sino también su izquierda. Como ha quedado dicho, hubo unanimidad en el voto, rapidez en la elección y alegría entre todos los católicos por la rapidez de la elección en un mundo acostumbrado a que todo suceda en tiempo real, sin esperas. El único ‘pero’ que se veía en la nueva elección era la elevada edad del elegido, ya que aceptó el cargo con 78 años, edad a la que muchos obispos ya están jubilados.
“Es un Papa de transición”, y aunque la expresión no gustaba demasiado en algunos entornos eclesiásticos, los hechos han puesto de manifiesto tal afirmación. Tras un papado tan largo y tan intenso como del que veníamos, una ruptura en la línea de Gobierno de la Iglesia habría sido demasiado traumática. Sin embargo, ha sido el propio Papa el que ha reconocido con su renuncia que la edad, en este caso concreto, ha delimitado el papado.
Como buen discípulo de Juan Pablo II, siendo personalidades tan diferentes, con historias y cultura y conformación de su persona y sacerdocio tan dispares, Benedicto coincidía con Juan Pablo en asuntos de importancia innegociable, y en también en algunos otros de afecto accesorio, como ha sido el cariño y predilección mostrado por uno y otro hacia nuestro país, España.
Juan Pablo visitó nuestra Tierra de María en 5 ocasiones, la más importante de todas fue tal vez la primera, en un maratoniano viaje que le llevó a visitar 18 localidades españolas en apenas 10 días del otoño de 1982. Benedicto no se le quedó a la zaga, ya que en apenas seis años -los que van de la primera visita en 2006 a la última en 2011-, nos ha visitado en tres ocasiones.
EMF Valencia 2006
“Con gran emoción llego hoy a Valencia, a la noble y siempre querida España, que tan gratos recuerdos me ha dejado en mis precedentes visitas para participar en congresos y reuniones”. Con estas palabras saludaba Benedicto XVI nada más aterrizar en Valencia, el 8 de julio de 2006. Cientos de miles de personas le esperaban para participar en el Encuentro Mundial de las Familias, en un momento crítico para la institución familiar en nuestro país y en el mundo occidental. “Mi deseo es proponer el papel central, para la Iglesia y la sociedad, que tiene la familia fundada en el matrimonio-apuntó el Papa-. Esta es una institución insustituible según los planes de Dios, y cuyo valor fundamental la Iglesia no puede dejar de anunciar y promover, para que sea vivido siempre con sentido de responsabilidad y alegría”.
Santiago y Barcelona
Por sorpresa se puede decir que nos cogió a los españoles la segunda visita apostólica de Benedicto XVI a nuestro país, una visita relámpago que le llevó a Santiago de Compostela y a Barcelona entre el 6 y el 7 de noviembre de 2010. El objetivo en esta ocasión fue participar como peregrino en el Año Santo Compostelano, y la consagración de la Sagrada Familia, templo del mítico Gaudí. “La alegría que siento de poder presidir esta ceremonia se ha visto incrementada cuando he sabido que este templo, desde sus orígenes, ha estado muy vinculado a la figura de san José-confesó un Papa emocionado-  Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: «San José acabará el templo». Por eso ahora, no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa cuyo nombre de pila es José”.
JMJ Madrid 2011
La esperada JMJ de Madrid fue, probablemente, el viaje con mayor repercusión de su pontificado, aderezado con una tormenta amenazando con la suspensión de la vigilia con los jóvenes, que se quedó en anécdota. “Si ellos se quedan… yo me quedo”, se cuenta que dijo el Papa cuando fue invitado a abandonar el estrado preparado para el evento.
“Dios nos ama”. Con esta contundencia se dirigió el Papa al millón largo de jóvenes que se dieron cita en el solar de Cuatro Vientos. Era lo que llamo yo disparar una carga de profundidad. Y siguió: “Ésta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás. No somos fruto de la casualidad o la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay un proyecto de amor de Dios. Permanecer en su amor significa entonces vivir arraigados en la fe, porque la fe no es la simple aceptación de unas verdades abstractas, sino una relación íntima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por Dios”.
Ya entrado el año 2013, el que es el octavo de su Pontificado, y dada la inusual circunstancia de su renuncia, el Papa nos permite adelantarnos, coger al vuelo el guante lanzado por su predecesor y darle así una cariñosa y sincera despedida al Papa que, siendo alemán, ha visitado España tantas veces como Alemania, y diciéndole desde el corazón y comprometiéndonos en la oración por él: “Hasta siempre, Benedicto”.
Fuente: www.religionenlibertad.com