Comentario del mensaje del 2 de Diciembre de 2011

“Queridos hijos, como Madre estoy con vosotros para ayudaros con mi amor, oración y ejemplo a convertiros en semilla de lo que sucederá, una semilla que se desarrollará en un árbol fuerte que extenderá sus ramas en el mundo entero. Para convertiros en semilla de lo que sucederá, semilla de amor, orad al Padre que os perdone las omisiones cometidas hasta el momento. Hijos míos, sólo un corazón puro, no agobiado por el pecado, puede abrirse y sólo unos ojos sinceros pueden ver el camino a través del cual os deseo conducir. Cuando comprendáis esto, comprenderéis el amor de Dios y eso os será dado. Entonces, vosotros lo daréis a los demás como semilla de amor. ¡Os agradezco!”

1. La Virgen destaca su labor pastoral.

La Madre quiere que el día 2 de cada mes se hagan oraciones especiales por “quienes no experimentan el amor de Dios en sus corazones” y debido a ello, también el día 2 de cada mes da un hermoso mensaje.

En el mensaje de este mes, la Virgen pone de relieve su acción pastoral por medio de las apariciones de Medjugorje y por ende, es un mensaje relevante. Nótese que dice: “Queridos hijos, como Madre estoy con ustedes para ayudarlos con mi amor, oración y ejemplo”. Con tres palabras la Virgen condensa en un sólo mensaje cuanto ha está haciendo por medio de su visita prolongada en Medjugorje: ayuda con amor a sus hijos, ora y ofrece ejemplo.

En cuando a lo primero, se debe destacar, que la “ayuda” es un aspecto característico de toda maternidad. Toda madre ayuda a sus hijos, y más, cuando estos se encuentran en dificultad. Y la ayuda que la Madre brinda, por medio de estas apariciones diarias, es muy especial. Recuérdese que han transcurrido treinta años y medio de apariciones, treinta años de mensajes, exhortaciones, palabras cargadas de amor y esperanza para la humanidad, que llegan en momento oportuno: cuando muchos han perdido el sentido vivo de la fe, cuando se dan escándalos dentro de la Iglesia, cuando se encuentran muchos desánimos y escasean las vocaciones consagradas, cuando el Cuerpo de Cristo sufre por tantas divisiones y continuamente es atacado por diversos enemigos a través de los medios masivos de comunicación. Precisamente ahora la Madre dice “les traigo amor y oro por ustedes”. Con estas palabras recuerda que siempre ha estado orando en el Cielo por la Iglesia y por el mundo, pero ahora, lo hace de un modo especial: frente a la necesidad en la que nos encontramos. En efecto, ha dicho: “Medjugorje es una llamada a la oración”, y en este ejemplo la Iglesia se debe inspirarse. Toda vez que la Madre espera que como Ella, también sus hijos se unan en oración a fin de implorar a Dios el don de la paz, de la conversión de los creyentes y no creyentes, de orar por las autoridades de la Iglesia…

El ejemplo de la Madre, entonces, es exhortativo e imitable, toda vez que Dios ha permitido que esté tanto tiempo apareciendo entre nosotros.

2. Llamada a ser “semilla de amor”.

Si la primera parte del mensaje resume la labor pastoral de la Madre en el arco de treinta años y medio, la segunda, resume lo que espera Ella de sus hijos, pues con la expresión “semilla de amor” lo dice todo.

La Madre habla de que sus hijos deben convertirse en “semilla de amor” frente a “lo que sucederá”. Y de esto último no tenemos idea; si se piensa en cuanto la Madre ha comunicado a los videntes sobre “los 10 secretos” y el futuro del mundo. Pero tampoco sabemos si la expresión se refiere a esto o más bien se refiere en términos generales al futuro. De todos modos, lo que se debe subrayar es que la Virgen desea, que de cara al futuro de la humanidad, que sus hijos se transformen cuanto antes en “semilla de amor”, de modo crezca y se desarrolle en un árbol fuerte que pueda extender sus ramas a los demás. Y para que eso se cumpla la “semilla de amor” se debe ser regada con lo que la Madre ha dicho: orar con el corazón en forma constante, asistir a Misa frecuentemente, confesarse cada mes, leer y meditar cada día la Sagrada Escritura, ayunar a pan y agua dos veces a la semana, pertenecer a un grupo de oración, contar con la guía de un padre espiritual…

La fe es una semilla que crece por medio de las prácticas de piedad debidamente encausadas. Cuando el ser humano trabaja como se debe en su conversión personal a Jesucristo, se convierte en un roble bien plantado que sirve de ejemplo y guía a los demás.

3. Orar al Padre que perdone las omisiones cometidas.

Toda oración cuando se realiza con el corazón debe conducir al alma a la reconciliación con Dios y con el hermano. Una vez más la Virgen lo recuerda en el mensaje, pero el acento recae ahora en la reconciliación específicamente con Dios. La Madre quiere que por medio de ella se le pida perdón a Dios por los pecados de omisión; parte esencial de todo examen de conciencia.

Recuérdese que toda alma comete pecados de omisión. Los pecados de omisión son las acciones que se debieron efectuar en nombre de la caridad ―hacia Dios y hacia el prójimo― y, por puro egoísmo se pasaron por alto. Si vamos a celebrar la Navidad se debe examinar este aspecto fundamental de la vida cristiana, porque “cada vez que lo dejamos de hacer a uno de nuestros hermanos más pequeños lo hicimos al mismo Jesús”. Y la Navidad es la fiesta de amor y no se puede celebrar el amor despreciando al hermano. Entonces, la Virgen invita a que se ore, específicamente: para descubrir las omisiones y de esta forma pedirle perdón a Dios.

4. El corazón puro y los ojos sinceros.

Cuando el hombre se acerca Dios es imposible que no sienta la necesidad de purificar el corazón. El problema es que muchos no se acercan a Él como se debe. Es importante, entonces, orar, pero más importante es abrirle el corazón a Dios. Si se ora y no se le abre el corazón a la Trinidad Santísima el hombre no sentirá el deseo de purificarse. La oración no pasará de ser una comedia. Por eso la Madre ha repetido tantas veces: “oren con el corazón, pónganse delante de Dios con todas sus fuerzas y ábranle el corazón”. Y, curiosamente, cuando el corazón se abre a Dios lo que encuentra es la suciedad por haber pecado, a razón de no haber vivido la vida de la gracia. Sin embargo, en el mensaje de este 2 de mes, la Madre dice algo diferente. Dice: “Hijos míos, sólo un corazón puro, no agobiado por el pecado, puede abrirse”. Entonces, para abrir el corazón como se debe, el alma primero debe purificarse. Y de todos es sabido que el momento para hacerlo es por medio de la confesión sacramental. Es ilógico que se piense en este tiempo arreglar la casa, sin antes poner en orden el corazón. Muchos ahora limpian, pintan, adornan el hogar… pero descuidan el corazón donde Jesús quiere nacer y crecer.

Por otra lado, la Madre también habla de “la mirada sincera”, porque cuando se purifica el corazón la mirada inmediatamente cambia; resplandece ante los demás en una mirada limpia colmada de amor, alegría y paz, que ve y asimila el camino de salvación que María trae a la humanidad. Curiosamente, por medio del mensaje la Madre esclarece que para ver y comprender el camino suyo hay que purificarse. Entonces, el mensaje es una nueva llamada a la conversión por medio de otras palabras.