Comentario del mensaje del 25 de Abril de 2000

“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la conversión. Se preocupan demasiado de las cosas materiales y poco de las espirituales. Abran vuestros corazones y de nuevo trabajen más en la conversión personal. Decidan cada día dedicar tiempo a Dios y a la oración hasta que la oración se convierta para ustedes en un encuentro gozoso con Dios. Sólo así vuestra vida tendrá sentido y con gozo meditarán sobre la vida eterna. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Nuevamente saludo a todos aquellos que tratan de seguir los mensajes de Medjugorje. Les deseo a todos unas Felices Pascuas. Espero que todos hayan experimentado a Jesús resucitado – que todos hayan experimentado paz y alegría. Como siempre, primero quiero recordar lo que María nos dijo el 25 de marzo, para la preparación de la Pascua. En ese mensaje, Ella nos invita a que utilicemos el tiempo, porque el tiempo es una gracia. Todos sabemos claramente que la mejor manera de ver quienes somos o quienes son los demás, es observando cómo utilizamos el tiempo. Nuestros valores se manifiestan en la forma en que utilizamos el tiempo. Si una persona, emplea su tiempo solamente para lo material, entonces es una persona materialista. Si una persona emplea su tiempo solamente para su propio placer, entonces esa persona es un nihilista, y así sucesivamente. Entonces, podremos saber quienes somos y quienes son los demás al observar como y donde empleamos nuestro tiempo. Hemos sido creados de manera tal que nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras almas necesitan del tiempo, y entonces una persona que emplea su tiempo en todas estas tres áreas es una persona bien equilibrada y al mismo tiempo un buen Cristiano. Todos sabemos que la excusa que siempre utilizamos para todo lo concerniente al cuidado del aspecto espiritual es el tiempo, en otras palabras, la falta de tiempo para ello. No debemos olvidar que la clave para tener el tiempo necesario no es las horas sino el amor, porque siempre utilizaremos el tiempo en aquello que amamos. El buen uso del tiempo implica gracias, y por ende el tiempo perdido implica gracias perdidas. María también nos dice que está con nosotros. Este hecho es el único nuevo mensaje de Medjugorje, porque sin la presencia especial de María aquí con nosotros, uno no podría explicar claramente Medjugorje. En este sentido, los Comunistas afirmaban que esto era una contra revolución, posteriormente alguien dijo que se trataba de enfermos mentales, drogas o síntomas de adicción, luego que todo era manipulaciones y así continuó hasta hoy. Nada de esto es verdad, sin la presencia de María aquí, uno simplemente no puede explicar Medjugorje correctamente.
Por lo tanto esto nos tiene que ayudar a agradecer muy conscientemente a Dios por la presencia de María aquí, por sus apariciones diarias, por los mensajes que nos da y especialmente por sus oraciones por nosotros. Después, Ella nos dijo que estaba intercediendo por cada uno de nosotros para que nuestros corazones se abran a Dios y a Su Amor por nosotros. María, la intercesora, es nuestra Madre, de eso estamos seguros y es nuestra esperanza porque Dios va a escuchar sus oraciones, y así recibiremos las gracias o nos abriremos a las gracias. La Cuaresma es un tiempo especial en el cual podemos descubrir el amor de Dios por nosotros en Jesucristo, porque estuvo dispuesto a sufrir por nosotros, a pasar por la Cruz y a morir por nosotros. Es en ese sufrimiento en donde debemos descubrir Su amor por nosotros y así abrir nuestros corazones. Todos deberíamos preguntarnos sobre nuestra oración, o sobre qué es lo que deseamos de la oración. Cuando oramos, ¿solamente pedimos y hablamos sobre nosotros mismos, o en primer lugar le pedimos a Dios que nos toque con Su amor para que podamos responder a ese amor, cambiando nuestras vidas y llenándolas de este amor de Dios por nosotros y por los demás? Luego también deberíamos preguntarnos, ¿qué cierra nuestro corazón al amor de Dios y qué nos ayudó a abrir nuestro corazón? De todos modos, debemos trabajar obligatoriamente en nosotros mismos y María nos invita también a la oración continua. La oración continua solo es posible cuando nos acordamos que la oración es un encuentro con Dios y es este encuentro el que debe ser continuo. Son los encuentros que se producen en la Santa Misa, en la Confesión y en la Adoración y que luego se llevan a cabo en el encuentro con los demás y con la naturaleza. De este modo, viviremos toda nuestra vida como un encuentro con Dios que se convertirá en gozo, porque todos los encuentros serán gozosos ya que Aquel a quien amamos siempre nos traerá alegría. El peligro es que cuando falta el amor, entonces el encuentro es algo que nos asusta. Simplemente por esto deseamos continuar el camino junto con María, que tan agradecida está con nosotros, y así aprenderemos a emplear nuestro tiempo de tal manera que en determinado momento seremos dignos de entrar en la Gloria Eterna.
Con respecto a los videntes, en este momento Vicka está aquí en su casa y continúa encontrándose diariamente con los peregrinos. Marija se encuentra en Italia, e Iván se encuentra aún en los Estados Unidos, pero supuestamente vendrá pronto a Medjugorje. Creemos que estos tres videntes aún tienen apariciones diarias en donde quiera que se encuentren. Mirjana, Ivanka y Jacov están viviendo aquí, y solo Mitjana y Jacov hablan ocasionalmente con los peregrinos, mientras que Ivanka, como todos sabemos, se ha retirado y vive en silencio junto con su familia.
Hemos celebrado una hermosa Pascua con peregrinos de todos los rincones del mundo. El flujo de peregrinos ha aumentado nuevamente desde la Pascua y en este momento tenemos muchos peregrinos de Alemania e Italia como así también de habla inglesa. También hay peregrinos de Brasil y de Argentina, otros de Corea y del Líbano, Eslovenia, República Checa y Eslovaquia y demás. Hay muchas personas aquí, gracias a Dios, también hay suficientes Sacerdotes para oír las Confesiones. Se está rezando mucho en Medjugorje y este es el deseo y la intención de María.

TAMBIÉN HOY LOS INVITO A LA CONVERSIÓN
Este es uno de los mensajes principales, María ha mostrado una estructura profética en sus mensajes. Esto significa que Dios promete la paz, pero nosotros primero debemos convertirnos, orar, ayunar y tener fe, este es el camino de los verdaderos profetas. Dios promete la paz, pero el hombre tiene que hacer algo, y ese algo es lo que llamamos la conversión. La conversión verdadera es dejar el mundo para volverse a Dios. La conversión es un proceso que en realidad nunca termina, y debemos estar muy conscientes de ello para que nunca nos olvidemos de ello en nuestra vida espiritual. Aquellos que dicen, “Me he convertido” deben tener mucho cuidado de no pensar que han alcanzado el final del proceso, porque siempre es mucho mejor pensar en algo que recién ha comenzado. Por ello, lo que nosotros llamamos conversión es solo el principio de una actividad progresiva de dar la vuelta, de un cambio en nuestro rumbo. Pero el proceso de nuestra conversión permanece en nosotros por el resto de nuestras vidas. En primer lugar se produce una aversión – una aversión al mundo, una aversión a todo pecado, una aversión a uno mismo, a los demás, a todo lo material y de ese modo una aversión a todo aquellos que puede o de hecho obstaculiza nuestro camino hacia Dios. Esta dimensión de aversión en el proceso progresivo de conversión también se produce en nuestras vidas, porque debemos luchar; esta lucha es contra todas las tentaciones, contra todos los pecados, contra toda la mentalidad y lógica del pecado de la que nunca nos podemos librar ni disipar. Siempre tratan de enredarnos. La segunda dimensión de la conversión es volverse hacia algo que en este caso quiere decir volverse hacia Dios. Cuanto más nos volquemos hacia Dios, mayor será nuestra aversión y nos libraremos de las relaciones de pecado en nosotros mismos, hacia los demás, hacia lo material y en general hacia el mundo entero. Pero al hacerlo, de ninguna manera nos perdemos a nosotros mismos, ni a los demás, ni a las cosas materiales o el mundo, sino que vemos todas estas cosas desde una óptica diferente. Esto nos muestra que la conversión verdaderamente conlleva un proceso de crecimiento -crecer en el amor, crecer en la confianza, crecer en la fe, la esperanza, la bondad, la misericordia- y nunca nadie va a estar en una situación en la que pueda decir que ama de tal manera que su amor, o su fe, o su esperanza no pueda ser más fuerte. Nuevamente esta es la razón por la que uno puede decir que el proceso de conversión verdaderamente nunca termina. Dios nos dio a Su propio nombre con respecto a este proceso de conversión. Emanuel – que significa “Dios con nosotros”. Esto significa que Dios está con nosotros mientras caminamos por la vida, Dios como el pan que nos alimenta durante la vida. Y María como madre, como peregrina y como nuestra maestra en estos tiempos, tal como la llama el Papa en varios de sus documentos también está con nosotros, y este Año del Jubileo es, como escribió el Papa en su Encíclica MADRE DEL SALVADOR, fue preparado por María. Esta Encíclica fue preparada en 1987 y ya entonces el Papa llamaba a estos tiempos, tiempos Marianos. María está viviendo su segundo Adviento a fin de preparar a la Iglesia peregrina para este Año del Jubileo. Desde esta óptica, también podemos decir que Medjugorje es la realización de lo que el Papa nos ha estado enseñando durante este tiempo. Por ello, siempre se refiere a María como nuestra Madre que nos acompaña, que nos enseña y que nos lleva a Jesús.

SE PREOCUPAN DEMASIADO DE LAS COSAS MATERIALES Y POCO DE LAS ESPIRITUALES
Acá nuevamente se refiere al mismo proceso de conversión y a que convertirse significa utilizar el tiempo de manera tal que todo lo que tengamos que hacer por el alma, la mente y el cuerpo reciban cada una su tiempo. Si nos preocupamos mucho por los medios materiales, entonces se produce un desequilibrio con respecto al tiempo y por lo tanto dejamos de lado el aspecto espiritual, y así el aspecto espiritual no tiene posibilidad de crecer. Por ello es importante que todos meditemos ¿estamos muy preocupados por las cosas materiales? María no nos dice que no podemos preocuparnos por las cosas materiales, o que no necesitamos las cosas materiales, no puede decir esto si pensamos en Jesús en el desierto ayunando. Cuando Satanás Le dice que convierta a la piedra en pan Él no responde, “no necesito el pan”, sino que responde “no solo de pan vive el hombre, sino de la palabra de Dios”. Esto es lo que María nos quiere remarcar. María quiere que utilicemos el tiempo de tal manera que no solo satisfagamos nuestro cuerpo y nuestras necesidades materiales, sino que también satisfagamos y alimentemos las necesidades del alma y de la mente todos los días. Es un gran peligro que el hombre en los tiempos de la sociedad de consumos siempre necesite más y más tiempo para aquello que tiene y para aquello que no tiene aún. El ayuno nos ayuda mucho en este proceso de liberación de todas las preocupaciones materiales. A través del ayuno, nos liberamos absolutamente de las cosas innecesarias porque podemos ver mejor qué es lo que necesitamos y que es lo que tenemos, y así podemos encontrar nuestro equilibrio más fácilmente. Si las preocupaciones por lo material superan a todo lo demás, entonces no nos queda tiempo para lo espiritual, y esto puede no producirse. Durante todo el tiempo de las apariciones, María nos ha estado llamando la atención y conduciéndonos para que recuperemos el equilibrio en nuestras vidas. Para muchos, la conversión comienza cuando en primer lugar la persona se toma más tiempo para el aspecto espiritual. En el caso de una mujer, si el esposo comienza a dedicarle más tiempo a ella y a los hijos, estará mostrando que se encuentra en el proceso de conversión. Los padres comenzarán a creer en la conversión de los hijos cuando los hijos comiencen a dedicar más tiempo a la oración y más tiempo a sus padres. Simplemente debemos preguntarnos si hemos perdido este equilibrio, de ser así, debemos cuidar de recuperarlo nuevamente.

ABRAN VUESTROS CORAZONES Y DE NUEVO TRABAJEN MÁS EN LA CONVERSIÓN PERSONAL
Justamente el mes pasado, María nos dijo que está orando para que abramos nuestros corazones a Dios, pero nosotros no podemos decir voy a abrir mi corazón a Dios ahora, aquí hay involucrado un proceso de crecimiento como la flor. Nadie puede decir cuando una flor se va a abrir, todos sabemos claramente que se va a abrir cuando se den todas las condiciones para que ella se abra. Lo mismo ocurre con nuestros corazones. Si pensamos en todas las condiciones que necesitamos, si utilizamos el tiempo bien y, por supuesto, si oramos nuestros corazones se abrirán. María quiere que nuevamente renovemos nuestro trabajo para nuestra propia conversión. En otro mensaje Ella nos dice que debemos trabajar en nuestros corazones como trabajamos en el campo. Aquel que ha sembrado una buena semilla y espera una buena cosecha sabe bien que no basta con ir y comprar la mejor semilla. Hay que cuidar y preparar la tierra. Lo mismo ocurre con nuestro corazón. Creo que toda conversión es una conversión “personal”, esta palabra se refiere a los videntes, a todos los padres, maestros y Sacerdotes, a todos aquellos que normalmente están en una posición de comunicarse con los demás, se refiere al llamado a atender más a los demás, o a invitar a los que los rodean a la conversión, en nombre de Dios. Nos puede suceder que fácilmente que nos preocupamos más por las almas de los demás que por la condición de nuestra propia alma. La mejor manera de llevar a cabo el proceso es, en primer lugar ocuparse de nuestra propia alma y al hacerlo, uno es más paciente con los demás, comprende mejor a los demás y los juzga menos porque sabe que lleva su tiempo superar un mal hábito o comenzar a crecer. Es por ello que solamente a través de la conversión personal podremos dar más amor y afecto a las personas que nos rodean, porque ellos serán los mejores testigos de nuestra propia conversión. Fácilmente podemos caer en la situación de convertirnos en los Fariseos, predicando fácilmente a los demás sin haber trabajado en nosotros mismo aquello que pedimos de los demás, tal como Jesús le dijo a los Fariseos. María luego dice…

DECIDAN CADA DÍA DEDICAR TIEMPO A DIOS Y A LA ORACIÓN HASTA QUE LA ORACIÓN SE CONVIERTA PARA USTEDES EN UN ENCUENTRO GOZOSO CON DIOS
Esta es la decisión que debemos tomar. No debemos olvidar que con respecto a la oración, hay dos partes, externa e interna. La parte externa de la oración comprende la decisión de tomarse el tiempo, de encontrar el lugar y de crear las condiciones correctas y permanecer fieles a ellas. Una vez que tenemos todo esto, podemos decir que hemos abarcado todo y entonces lo que se produce en nuestro corazón no es nuestro problema. Si nosotros dedicamos tiempo de esta forma a Dios con la oración todos los días, la oración pronto se convertirá en un encuentro gozoso con Dios porque Él nos ama y cuando nos encontramos con alguien que nos ama, naturalmente ese encuentro va a ser lleno de gozo. Creo que nunca nos cansaremos de repetir esto, sobre todo si pensamos en las personas en el mundo que nunca oran o que oran muy poco, y que cuando oran con el sentido del deber no sienten ningún gozo y lo abandonan lo más pronto posible. Esto se entiende cuando las personas no dedican tiempo, pero ¿cómo pueden dedicar tiempo para la oración si no tienen el amor necesario para ello? Si comenzamos a orar de esa forma, entraremos en un círculo. María está orando por nosotros para que podamos experimentar el amor de Dios por nosotros. Esta es la esperanza y la fuerza de Medjugorje, muchas personas pueden hablar de la oración y pueden tener sus experiencias con la oración y así encuentran la alegría y la paz en la oración. Esto ocurre porque María está aquí y porque está orando por nosotros. Nunca debemos cansarnos de agradecer esto. Una vez que tenemos todo esto, también comprenderemos que …

SOLO ASÍ VUESTRA VIDA TENDRÁ SENTIDO
Por lo tanto, el comprender el sentido de nuestras vidas depende de nuestra relación con Dios – Dios que es amor, luz, camino, verdad y vida. En el momento en que perdemos esa buena relación con Dios nos quedamos sin el camino, la luz, la verdad, la vida y el amor, y nuestras vidas ya no pueden tener sentido. El llamado a la conversión es sólo para beneficio nuestro, porque nosotros somos los que perdemos el sentido de la vida si no nos convertimos. Somos nosotros los que quedamos en la oscuridad si no nos convertimos, y somos nosotros los que quedamos con el odio y la muerte si no nos convertimos al amor y a la vida. Este proceso de conversión es el único camino a seguir para comprender el sentido de la vida, para ello es importante saber que nuestra vida es un camino. En este camino pueden producirse muchas cosas – el bien, el mal, la tristeza, la alegría, el miedo -, aún así ninguna de ellas es nuestra vida. Podemos estar realmente enfermos, aún así esto no es nuestra vida, es decir el camino. Debemos ser realmente libres para poder descubrir esto y vivirlo. Si alguien busca el sentido de la vida en las cosas materiales, estas no le alcanzarán nunca para descubrir el sentido de la vida. Para nosotros es muy importante hablar de esto y dar testimonio de esto, porque en estos tiempos, muchas personas han perdido el sentido de la vida, de la amistad, y del amor. Sabemos que la idea de suicidarse tortura a muchas personas o inclusive, muchas personas se suicidan en la actualidad. Esto ocurre especialmente entre los jóvenes de hoy en día. En la actualidad existen muchísimas personas con depresiones, personas que tienen muchos temores y que caen fácilmente en conductas agresivas. No hay que condenar a estas personas porque son las que necesitan ayuda, solo son los gritos del alma. Por eso es importante que demos testimonio del amor de Dios hacia ellos. Cuando tomamos la decisión de dedicar el tiempo y de crear las condiciones correctas para nuestro encuentro y crecimiento con Dios…

CON GOZO MEDITARÁN SOBRE LA VIDA ETERNA
Estamos en el camino, solo somos peregrinos en la tierra ya que nuestras vidas terminan aquí, pero al final de nuestras vidas podemos esperar la eternidad. Esta es la dimensión escatológica del Cristianismo y corremos el peligro de perder esta dimensión escatológica y esperanzadora. Por ejemplo, perdemos esta dimensión en las cosas materiales y en las grandes preocupaciones por lo material. Si dedicamos poco tiempo a lo espiritual, si no trabajamos en nuestra conversión personal, entonces se pierde esta dimensión y no tenemos lo que nos da sentido en esta vida. Nosotros, los Cristianos, necesitamos esta dimensión esperanzadora, porque nos ayudará a superar los tiempos duros en nuestra vida, los pecados y las tentaciones de la vida. Tampoco nos volveremos arrogantes en los momentos de bonanza y felicidad porque siempre recordaremos que solamente estamos en el camino que lleva a la eternidad. El conocimiento de esta dimensión escatológica y esperanzadora de la fe se obtiene con nuestra oración y ayuno, porque a través del ayuno somos más libres y despojados. María dice que el ayuno es a pan y agua, igual que los peregrinos en los primeros siglos, ellos solo podían llevar pan y agua con ellos. El otro día leí un libro de Vittorio Messori en donde narra una conversación con el Cardenal Ratzinger. En ella, Ratzinger dice respecto a la virginidad y al ayuno, que la Iglesia dejaría de existir en el momento en que pierda el sentido de la virginidad y del ayuno, porque la dimensión escatológica de nuestra fe se torna clara precisamente en la práctica de la virginidad y el ayuno. Si perdemos esta dimensión, ya no existe razón alguna para orar, para ayunar, para hacer el bien y para vivir la virginidad. Uno se puede hacer la pregunta desde otro punto de vista: si no existe el ayuno, ¿podemos afirmar que no hay Iglesia? Ratzinger dice, y esto es probablemente un aspecto muy importante para nosotros, que si tomamos la decisión de ayunar, y luego pensamos en la vida eterna, y al hacerlo mostramos signos de ser capaces de perdonar, de ser capaces de abstenernos, de desear ser liberados, de evitar conflictos, ¿porqué no pensar en estas cosas con alegría, ya que hemos experimentado un poco del amor de Dios? Y si hemos experimentado un poco del amor de Dios acá en la tierra, entonces en la eternidad sabremos que encontraremos el amor eterno e infinito. Si en la tierra experimentamos un poco de paz y alegría, en la eternidad esto durará para siempre. El gozo que sentimos aquí en la tierra no nos quitará la Cruz o el miedo a la muerte, pero el camino será bastante diferente si todo lo vemos y ocurre bajo la luz de la eternidad. Espero entonces que así sea para todos nosotros, para que todos permanezcamos en este camino, y para que así sea oremos…
Dios Padre nuestro, Te damos gracias por enviar a Tu Único Hijo, que sufrió, murió y resucitó por nosotros, Te damos gracias porque con esto nos mostraste que Tú eres el Padre de la vida y de la muerte. Te damos gracias porque a través del Señor resucitado, una nueva luz ha entrado en nuestras vidas, y Te pedimos la gracia de la conversión. Danos la fuerza para liberarnos de todo los obstáculos que se presentan en nuestro camino, y danos la gracia de tener un encuentro gozoso contigo, para que durante el camino siempre podamos mirar hacia delante y directamente a Ti, y que siempre podamos contemplar el sentido de la vida con amor y alegría. Te pedimos, oh Padre, por los videntes, por los Sacerdotes, por esta Parroquia, por todos los peregrinos y por todos los que se están convirtiendo, para que al hablar en Tu nombre también se conviertan personalmente, para que nunca se cansen de trabajar en su propia conversión. Te pedimos, oh Padre, que toques a todos aquellos que por cualquier motivo se hayan detenido en el camino, o que se han cansado, te presentamos a Ti a todos aquellos que han perdido el sentido de la vida, para que puedan encontrarlo nuevamente. Bendice a todos aquellos que te han traído sus propias intenciones, que todos ellos durante este tiempo de Resurrección permanezcan con Tu Hijo resucitado, Jesucristo. Padre, protégenos de todo mal y de todo aquello que sea un obstáculo en nuestro caminar hacia Ti. María, nuestra madre, Maestra y guía, que bajo Tu protección podamos continuar en el camino de la vida, para que todos podamos algún día estar contigo en la eternidad. Que así sea por Cristo nuestro Señor, Amén.

Fra Slavko Barbaric
Medjugorje; Abril 28, 2000