Comentario del mensaje del 25 de Diciembre de 2011

“Queridos hijos, también hoy os traigo entre mis brazos a mi Hijo Jesús para que Él os dé su Paz. Orad hijitos y testimoniad para que en cada corazón prevalezca, no la paz humana sino la paz divina que nadie puede destruir. Esa es la paz del corazón que Dios da a aquellos que ama. Todos vosotros por medio del bautismo sois llamados y amados de manera especial, por eso testimoniad y orad para que seáis mis manos extendidas en este mundo que anhela a Dios y la paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

“La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad”. (Juan Pablo II). Estos días de Navidad son días en los que pensar en la paz se hace casi necesario. En Betlem nos nace la Paz, y el mundo no quiere reconocerla. A menudo comentamos que la Gospa repite los mensajes. Cómo una buena madre explica de mil maneras diferentes aquello que el Padre y el Hijo esperan de nosotros y no cesa de enviarnos al Espíritu Santo para que le abramos los corazones. ¡Nos cuesta tanto entender! Son tantas las advertencias que nos hace nuestra Madre. Y nosotros como los hijitos que no escuchan metemos la mano en el fuego del pecado, y nos quemamos. Dios usa de nuestra Madre, pero usa también de personas buenas, de profetas, para advertirnos que nuestra sociedad debe cambiar, que ese cambio debe comenzar en nuestros corazones. Seguramente todos los males de nuestro mundo son sólo para que nos convirtamos, para que creamos realmente. “Verdad, justicia, amor y libertad”, podemos entrar en la reflexión de esas cuatro palabras para ver que lejos estamos de Dios y de su Evangelio.

Uno de esos mensajes que no cesan por parte de la Madre es el de la paz. No en vano Mir significa paz. Lo que más necesita nuestra alma es la paz que viene de Dios. No la que el mundo quiere darnos. La de Dios. Si estamos en Cristo seremos capaces de dar su paz al mundo. En este tiempo de Navidad os invito a hacer oración. A buscar la paz con la oración del corazón. Por eso no quiero llenar de palabras, ni de filosofías el comentario de este mes. Sólo una oración de San Clemente de Roma sobre la paz. ¡Qué ella abra nuestros corazones a escuchar la voz del Hijo que clama en nuestros corazones!

ORACION POR LA PAZ – San Clemente de Roma

Te suplicamos Oh Señor, Dios Nuestro;
que pongas la Paz del Cielo 
en los corazones de los hombres,
para que puedas unir a las naciones
en una alianza inquebrantable,
en el Honor de Tu Santo Nombre.
Purifícanos con la limpieza de Tu Verdad
y guía nuestros pasos en santidad interior.
Danos concordia y paz a nosotros
y a todos los seres vivos de la tierra,
como la distes a nuestros padres cuando te suplicaron,
con fe verdadera,
dispuestos a obedecer al Santísimo y Todo poderoso.

Concede a los que nos gobiernan y nos conducen en la tierra,
un recto uso de la soberanía que les has otorgado.
Señor, haz sus criterios conformes
a lo que es bueno y agradable a Tí,
para que, utilizando con reverencia, paz y bondad
el poder que les has concedido,
puedan encontrar favor ante Tus ojos.
Solo Tú puedes hacerlo,
esto y mucho más que esto.
Gloria a Tí!
Ahora y Siempre.

Año 101.
San Clemente de Roma. Papa

P. Ferran J. Carbonell