Mensaje del 15 de Mayo de 1986

Queridos hijos, hoy los invito a que me entreguen sus corazones para que yo pueda cambiarlos y hacerlos semejantes al mío. Ustedes, queridos hijos, se preguntan por qué no pueden hacer lo que les pido. No pueden porque no me han entregado sus corazones para que yo los cambie. Ustedes hablan pero no lo hacen. Los invito a que hagan todo lo que les digo, de esa manera yo estaré con ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.