Mensaje del 20 de Setiembre de 1985

Queridos hijos, hoy los invito a vivir con humildad todos los mensajes que yo les estoy dando. Queridos hijos, no se ensoberbezcan porque el hecho de vivir los mensajes. No vayan por ahí diciendo: “nosotros los vivimos”. Si llevan los mensajes en el corazón y los viven, todos se darán cuenta y no habrá necesidad de palabras, que sólo sirven para aquellos que no escuchan. Ustedes no tienen necesidad de hablar. Ustedes, queridos hijos, sólo tienen que vivirlos y dar testimonio con sus vidas. Gracias por haber respondido a mi llamado.