Mensaje del 25 de Agosto de 1988

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a regocijarse continuamente por la vida que Dios les concede. Mis queridos hijos, regocíjense en Dios el Creador, porque El los ha creado de manera tan maravillosa. Oren para que sus vidas estén llenas de una gozosa acción de gracias que brote desde su corazón, como un río de alegría. Mis queridos hijos, den incesantemente gracias a Dios por todo lo que poseen, por cada pequeño don que Dios les ha concedido. De esa forma, la bendición gozosa de Dios descenderá siempre sobre sus vidas. Gracias por haber respondido a mi llamado!”