Mensaje del 25 de Enero de 1999

Queridos hijos, nuevamente los invito a la oración. Ustedes no tienen la excusa de que tienen que trabajar más, porque la naturaleza aún duerme un sueño profundo. Ábranse a la oración. Renueven la oración en sus familias. Pongan la Sagrada Escritura en un lugar visible en sus familias. Léanla, medítenla y aprendan cómo Dios ama a su pueblo. Hoy también se manifiesta Su amor ya que me envía para llamarlos al camino de la salvación. Gracias por haber respondido a mi llamado.