Mensaje del 25 de Julio de 1997

Queridos hijos, hoy los invito a responder mi invitación a la oración. Deseo, hijos queridos, que en este tiempo encuentren un rincón para la oración personal. Deseo guiarlos hacia la oración del corazón. Solamente así comprenderán que sin la oración la vida de ustedes es vacía. Descubrirán el sentido de sus vidas cuando hayan descubierto a Dios en la oración. Por eso, hijitos, abran las puertas de sus corazones y comprenderán que la oración es alegría sin la cual no pueden vivir. Gracias por haber respondido a mi llamado.