Mensaje del 25 de Julio de 2003

“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. Hijitos, oren hasta que la oración llegue a ser alegría para ustedes. Solamente así, cada uno descubrirá la paz en su corazón y su alma estará satisfecha. Ustedes sentirán la necesidad de testimoniar a los demás el amor que sienten en su corazón y en su vida. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Dios por todos ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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