Mensaje del 25 de Marzo de 1998

Queridos hijos, hoy también los invito al ayuno y a la renuncia. Hijitos, renuncien a aquello que les impide estar más cerca de Jesús. Especialmente los invito a que oren, ya que solamente con la oración podrán vencer la propia voluntad y podrán descubrir cuál es la voluntad de Dios aún en las cosas más pequeñas. Hijitos, será con sus vidas cotidianas que ustedes han de volverse ejemplo y darán testimonio si viven para Jesús o contra Él y su voluntad. Hijitos, deseo que lleguen a ser apóstoles del amor. A partir del amor que ustedes tengan, hijitos, se reconocerá que son míos. Gracias por haber respondido a mi llamado.