Mensaje del 25 de Marzo de 1999

Queridos hijos, los invito a la oración del corazón. Los invito especialmente, hijitos, a que oren por la conversión de los pecadores, por aquellos que con la espada del odio y de la diaria blasfemia traspasan mi corazón y el de mi Hijo Jesús. Oremos, hijitos, por los que no quieren conocer el amor de Dios, aunque estén en la Iglesia. Oremos para que se conviertan y así la Iglesia resucite en el amor. Hijitos, solamente con el amor y la oración pueden vivir este tiempo que les es dado para la conversión. Pongan a Dios en el primer lugar y entonces Jesús resucitado se volverá el amigo de ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.